La preocupación por la salvación es para todos los hombres, en un mundo del tener, el placer y el vivir bien, no nos permite atender lo realmente importante como la vida eterna.
La vida cristiana es como una carrera en la que debemos colocar los ojos puestos y fijos en Él, es Jesús el que va delante de nosotros sus testigos insignes pasando por todos los santos de todos los tiempos que nos animan a caminar juntos hacia la vida eterna.
Confío en el Señor, fe es confiar, es creer que el Señor nos promete la salvación y la cumple, esto es fidelidad. El Señor cumple sus promesas a lo largo de toda la historia de los seres humanos.
Ser rico a los ojos de Dios no es tener o acumular cosas, sino ser desprendidos como actitud y opción de vida de un verdadero discípulo del Señor: “No es rico el que más tiene, sino el que menos necesita”.
En la oración se dan todas las formas de dirigirse al Padre y esperar confiado de él.
¿Conoces a alguien que no va la Iglesia los Domingos pero vive el Evangelio? Este mensaje de hoy nos cuestiona a todos, independiente que seamos católicos o de cualquier religión, el hospedaje sigue siendo lo más auténtico e íntimo de las familias.
El mensaje que quiere comunicar Jesús es reconocer cómo obra el Señor en la vida de las personas, como quien dice cómo comunica su Buena nueva, cómo se vive el Reino de Dios en la vida de las personas por medio de ejemplos que comunican por sí mismos la lógica de Dios.
El texto hoy, tenemos un contexto cultural, pastoral (corderos en medio de lobos), itinerante, de viaje, de envío en la austeridad de la misión, pasando a un lugar más concreto: la casa donde lo reciben y regresan llenos de gozo.
La vida tiene aprendizajes que todos debemos saber saborear e ir descubriendo ese propósito último de Dios para con nosotros.
La Eucaristía es signo donde el Señor anticipa que Él mismo se hará Pan de Vida para alimentar a su pueblo.