Guías Homiléticas -- XXi DOMINGO ORDINARIO

Is 66, 18-21 / Sal 116, 1.2 / Hb 12, 5-7.11-13 / Lc 13, 22-30
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21 AGOSTO

Del santo Evangelio según san san Lucas 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén. Uno le preguntó: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”. Él les dijo: “Esfuércense en entrar por la puerta estrecha, pues les digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, se quedarán fuera y llamarán a la puerta diciendo: ‘Señor, ábrenos’; pero él les dirá: ‘No sé quiénes son’. Entonces comenzarán a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas’. Pero él les dirá: ‘No sé de dónde son. Aléjense de mí todos los que obran la iniquidad’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando vean a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, pero ustedes se vean arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Miren: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos”.

Palabra del Señor.

¿CUANTOS SE SALVARAN? LA SALVACIÓN ES UNA BENDICIÓN PARA TODOS NOSOTROS

La preocupación por la salvación es para todos los hombres, en un mundo del tener, el placer y el vivir bien, no nos permite atender lo realmente importante como la vida eterna. Porque no sabemos ¿Qué vendrá después de la muerte? ¿Qué estamos buscando y qué esperamos en la vida?

La primera lectura del libro de Isaías, es una llamada universal, la llamada de Dios es a todas las naciones y de todas las razas a participar del canto de alabanza a todos los seres de la tierra, que en su contexto, ha regresado el pueblo del exilio de Babilonia y deben superar los fracasos y las crisis.

La exhortación de la carta a los Hebreos nos invita a vivir la fe en medio de las situaciones adversas como la falta de acompañamiento pastoral, seguramente los judíos acabados de convertir al cristianismo. Dios corrige a quien ama, no lo hace por simple capricho sino por amor. En últimas por el bienestar común.    

La pregunta principal de alguien de la multitud: ¿Son pocos los que se van a salvar? Muchos judíos consideraban que ellos son los que se salvan, él le da vuelta a los argumentos, pero la posibilidad de la salvación pertenece a todos los hombres. ¿Qué esperamos de la vida? ¿Qué buscamos en la vida? ¿Por qué se salvaran los seres humanos? El señor quiere salvarnos a todos, pero la opción es libre y es una oferta gratuita para todos. Está abierta la puerta para todos, todos están invitados a la cena del Señor, vienen personas de todas partes y lugares geográficos. Hoy en día: hablamos de nuevos lugares de evangelización (las redes y los diferentes medios  de comunicación actual).   Muchos querrán entrar por la puerta amplia y pocos por la puerta estrecha. La salvación no está asegurada, es difícil, pero es importante poner en práctica su palabra, ser autentico discípulo, escuchar su enseñanza pero cumpliéndola en nuestra vida, apartándonos de toda maldad, es un esfuerzo sin arrogancia, por lo que ya se creen salvados por pertenecer a una religión o cualquier otra forma de tradición religiosa.

Estamos una vez más, con este camino hacia Jerusalén, Jesús recorría ciudades y aldeas. Esta es su cuarta gira por las ciudades y aldeas de Galilea antes de subir a Jerusalén para la fiesta. Recordemos que todo judío debía ir al templo al menos una vez al año en las fiestas de pascua. Jesús pudo haber hecho un corto recorrido a través de Galilea, luego pasar el Jordán al sur del Mar de Galilea, visitar Perea, para después subir a Jerusalén. Es posible que haya visitado las ciudades en ambos lados del Jordán, y que haya recorrido tanto Galilea como Judea. De todos modos, está claro que había fijado su rostro hacia Jerusalén y que visitaba ciudades y aldeas en su camino hacia Jerusalén. Cabe señalar que Jesús enseñaba porque él como Maestro, enseñaba a sus discípulos las escrituras, es propio de un discípulo seguir detrás del maestro, aprender de él y seguirlo sin importar sus consecuencias.

Pregunta judía: ¿Son pocos o cuántos se salvaran? Puedo hablar mucho, o incluso leer la palabra, peso si no la vivo a plenitud, se queda en mitad de camino (tibios, mediocres, incongruentes, incoherentes…), la respuesta es nuestra responsabilidad con nosotros mismos, desde una vida vivida a plenitud como el señor quiere, no se trata de recetas bíblicas o una vida limitada a leyes caducas escritas por hombres, como muchos judíos que cumplían la Torah, sino de una responsabilidad y seriedad con que tenemos que tomar el propio camino de la salvación, salvarnos implica esfuerzo, dedicación, templanza, constancia… No se nos informa en cuál ciudad o aldea se encontraba cuando le hicieron esta pregunta. Alguien quiere saber si los que se salvarán serán pocos o muchos. Se dice que los judíos tenían varias teorías curiosas al respecto. Algunos creían que todos los israelitas se salvarían; otros, que pocos escaparían, basándose en el hecho de que de todos los que salieron de Egipto, sólo dos entraron a Canaán. La pregunta claramente se refiere al número de judíos que serían salvos. Jesús no respondió a la curiosidad del inquisidor, pero la pregunta le permitió enseñar sobre un aspecto mucho más importante, es decir, cómo podían ser salvos ellos, sin preocuparse por el número de los redimidos.

LA RESPUESTA DE JESÚS

Jesús dirige su contestación, no sólo al que le hizo la pregunta, sino a toda la multitud. Exhorta a todos a que se esfuercen a «entrar por la puerta estrecha». Se trata de poner todas las fuerzas en la meta y el objetivo de nuestra vida, echarle «todas las ganas» (expresiones comunes como: meterle todo el diente como toda la voluntad y ánimo). Se requiere todo lo que uno tiene para poder entrar en el cielo; nadie se engañe pensando que podrá entrar al cielo con un esfuerzo mínimo, a medias, sin ganas, parcial y de temporadas. Muchos «procurarán entrar, y no podrán». Algunos son como el que busca trabajo pero con el deseo de no encontrar; otros quieren estar con un pie adentro y otro afuera. Pregunta cristiana: ¿Cuál es la misericordia y como no abusar de esa acción del Señor? El texto llega al corazón, toca la vida porque Jesús es itinerante, su enseñanza es siempre nueva, Jesús enseña a la comunidad (Iglesia como pueblo de Dios), el tema de la salvación no era exclusivamente judío, es de todos, pero no podemos abusar del señor, sino que tenemos que estar preocupados por la comunidad, mis hermanos que también están cerca de mí. La puerta estrecha: son los antivalores, no practicar su palabra en la vida, incoherencias ante la palabra del Señor, yo como y bebo, en la cena y el banquete, sin permitir que el Señor entre a mi vida y mi corazón.

 

Allí los que son menos importantes, serán más importantes, porque estuvieron en completa apertura al Señor. La respuesta debe nacer desde dentro no busquemos afuera, sino desde nuestro corazón que quiere realmente cambiar, ser transformado, en el vigor del Espíritu Santo unidos al Señor debemos realizar una tarea evangelizadora para formar con alegría la comunidad de amor. Esta es la ilustración de una fiesta de bodas, donde el dueño de la casa abre las puertas y envía a sus siervos a llamar a los invitados. Las puertas se cierran a la hora señalada para el inicio de la fiesta, de modo que no puedan entrar los que rechazaron la invitación y los que lleguen tarde. Los que llegan tarde llaman a la puerta e imploran entrar, pero el padre de familia les niega la entrada y hasta les dice que ni los conoce. Esto quiere decir que el llamado del evangelio tiene su límite de tiempo, pero el tiempo no es nuestro sino del señor, a él le pertenece nuestro tiempo, toda nuestra vida. Las puertas de la misericordia de Dios se abren por un tiempo, pero no en forma indefinida. Los hombres que deseen entrar por ellas deben hacerlo entre tanto que están abiertas, porque el Señor y Padre de la familia espiritual se levantará de un momento a otro, con toda su dignidad y autoridad, y cerrará la puerta, reprochándoles: «Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad». Estos judíos habían escuchado a Jesús, quien les había enseñado en los caminos, las calles, las plazas. “Y he aquí que hay últimos que serán primeros” Jesús usó esta misma expresión al concluir la parábola de «los obreros en la viña». En aquel tiempo se cambiarán e invertirán los papeles y las relaciones actuales. Los que aparentan las mejores posibilidades de ser huéspedes de honor, serán excluidos; mientras que otros, que no parecían favoritos para dichos honores, serán seleccionados. En palabras del papa Francisco “los que están en la periferia”. Los últimos serán los primeros en participar del banquete espiritual, y los primeros no alcanzarán ni las migajas, ni los olores de aquellos ricos manjares.

APORTE PASTORAL

Aunque la salvación es para todos, existe la tentación de preguntarnos ¿Sí sólo se salvarán los Judíos? ¿Sólo se salvarán los que creen en Cristo? ¿Sólo se salvarán los que van a misa, se confiesan y hacen el rosario? La respuesta hoy es consoladora, porque nos propone que es una oferta para todos, es una puerta abierta para todos, aunque sea estrecha (como condición de esfuerzo personal, renuncias y adhesión a la voluntad de Dios en la espiritualidad del camino de la cruz con sus respectivas exigencias propias de los valores del evangelio)… creo que lo importante es creer en el único que nos puede salvar.

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Por: Pbro. Wilson Javier Sossa López, cjm

Por: Pbro. Wilson Javier Sossa López, cjm

Sacerdote Eudista

 

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