Guías Homiléticas - QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

  •  
05 FEBRERO

Del santo Evangelio según san  Mateo 5, 13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla y que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así su luz ante los hombres, para que vean sus buenas obras y den gloria a su Padre que está en los cielos”.

.

Palabra del Señor.

¿QUIERES SER DISCÍPULO? DEBES SER LUZ Y SAL PARA DAR TESTIMONIO DE JESÚS

El creyente del mundo de hoy está llamado a ser, antes que hacer, para manifestar el amor de Dios en el mundo.

El texto de Isaías plantea dos temas que están vigentes en el hombre de hoy la fraternidad y la solidaridad en especial con los más necesitados como diría san Juan Eudes “el abismo de mis miserias atrajo el abismo de tu infinita misericordia”, por eso el profeta Isaías tiene un contexto, que es el exilio, situándonos en unas actitudes externas que no cambian el corazón, el único que cambió el corazón es el Señor, por eso el verdadero ayuno es la práctica de la justicia.

Se dirige a la comunidad de Corinto, en el contexto en que ocurren los hechos se dan en el areópago, lugar donde predicaba, los grandes filósofos y en ese mismo lugar san Pablo va a predicar los valores del evangelio, pero resulta que en ese contexto fue difícil que la gente del pueblo lo escuchara.

El evangelio del día de hoy, retoma las bienaventuranzas en el monte, para plantearnos cuál debe ser el comportamiento de un verdadero cristiano o de un verdadero discípulo por ende Jesús invita a los discípulos hacer luz del mundo, esto es manifestar la misericordia de Dios a todos los seres humanos, por eso, la advertencia es normal, en la época de Jesús se pueden correr dos peligros uno que la sal pierda su esencia y que la luz se oculte y no sirva para iluminar.

En el siglo I d.D., existían otros grupos religiosos en Israel como son los zaduceos, esenios y la comunidad Qumran. ¿Por qué el evangelio según san Mateo no dice lo que debe distinguir o diferenciar a un cristiano de ellos? Los de Qumran viven en el desierto esto no le preocupa al evangelista y los saduceos son unos aristócratas que no merecen atención, lo único extraño es que nunca se menciona a los esenios quizá porque en ese aspecto coincidían básicamente con los cristianos por ejemplo con el rechazo al juramento.

La misión de todo discípulo es ser sal y luz, para decirnos que no podemos perder la esencia, pues la razón a la cual hemos venido a este mundo es porque Jesús es nuestra razón de ser y debemos tomarlo como modelo que se alimenta de dos fuentes: una la oración y la otra ayudar a los más necesitados.

LA SAL

Es uno de los elementos más codiciados y valiosos de la antigüedad. Impide la deshidratación, conserva los alimentos, sazona la comida, y también era utilizada para cauterizar las heridas, cicatrizarlas y evitar infecciones. Recubriendo con sal gruesa las paredes de los hornos domésticos aumentaba el poder calorífico de la leña y de otros combustibles. Este recubrimiento duraba diez años. Al final de ellos la sal había desgastado, era una sal necia, que ya no cumplía su finalidad. Entonces se raspaba y se tiraba a la calle donde, mezclada con la tierra, era pisada por la gente. Disuelta en agua, servía para esterilizar los campos y las ciudades arrasadas: “Sembrar de sal”. “Una Alianza de sal es perenne” (Lv 2, 13).

La sal se expendía por los vendedores en grandes bloques y estos bloques se colocaban en la plaza para poder ser consumados por la gente. La sal que quedaba caída en la tierra, no servía ya para nada y era pisada por todos. Jesús evoca este uso para aclarar a los discípulos la misión que deben realizar. Sin sal no se podía vivir, pero lo que restaba de la sal no servía para nada. Sin luz estamos a oscuras y el texto nos hace replantearnos en nuestra vida la oración diaria y si somos sal y luz para los demás.

Ser sal de la Tierra es la principal función de un discípulo, la sal está hecha para dar sabor por eso la sal es un símbolo de sabiduría, también la sal cumplió otra función como es la de dar sabor a los alimentos. La persona salerosa es agradable y simpática. Desde la antiguedad la sal es un bien preciado y muy valorado. De ahí viene la palabra salario. La sal como Palabra de Dios no puede perder su sabor.

PASTORAL EDUCATIVA HOY

¿CÓMO EDUQUÉ O ESTOY EDUCANDO A MIS HIJOS? ¿QUÉ VALORES INCULCO O INCULQUÉ A MIS HIJOS? ¿LOS NIÑOS Y JÓVENES DE HOY SON SAL Y LUZ?

A los jóvenes de este siglo hay que llamarlos varias veces en la mañana para que asistan a la escuela y se levanten generalmente irritados porque se acuestan muy tarde, viendo TV por cable, jugando Play. Hablando o enviando mensajes por teléfono o chateando por Internet. No se ocupan de que su ropa esté limpia ni mucho menos en poner un dedo en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar. Tienen los juegos y equipos digitales más modernos del mercado, Ipod, blackberry y, por supuesto, la computadora no pueden faltar, como tampoco el pago por su actualización. Hoy los hijos muchas veces, sin merecerlo, presumen el celular más novedoso. El nextel más costoso. La Lap más equipada. Nada les costó. Si se descomponen, para eso estamos, no faltaba más, hay que pagar la reparación, a la mayor brevedad y sin chistar. Idolatran amigos y falsos personajes de realitys de MTV. ¡Ah! Pero viven encontrándole defectos a los padres, a quienes acusan a diario de que sus ideas y métodos están pasados de moda. Se cierran automáticamente a quien le hable de moral, honor y buenas costumbres, y mucho menos de religión. Lo consideran aburrido. Ya saben todo y, lo que no ¡lo consultan por Internet! Nos asombramos, porque los sicarios cobran cuotas sin trabajar por ellas, cuando a nuestros hijos los acostumbramos a darles todo incluso su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por ella, y todavía se quejan porque eso no les alcanza. Si son estudiantes, siempre inventan trabajos de equipo o paseos de campo, que por su comportamiento en ocasiones lo menos que uno sospecha, es que regresarán con un embarazo, habiendo probado éxtasis, coca, marihuana o cuando mínimo alcoholizados. Y cuando les exiges lo mínimo en el hogar o en la escuela, lejos de ser agradecidos te contestan, con desfachatez: yo no pedí nacer, es tu obligación mantenerme o quién los mando. Definitivamente estamos jodidos, pues la tasa de que hagan su vida independiente se aleja cada vez más, pues aún graduados y con trabajo, hay que seguirlos manteniendo; en algunos casos pagándoles sus deudas, la cuota del carro o de la moto, sus tarjetas de crédito, servicios, telefonía celular, seguros de vida y seguridad social de ellos y su compañera o compañero, ayudándoles para que compren una vivienda acorde con su sistema de vida y abriendo cuentas de ahorro a nombre de ellos para que tengan un futuro asegurado, seguimos pagando hasta el partos de sus hijos. Con lo anterior, me refiero a un estudio que indica que este problema es mayor en chicos de la sociedad de clase media o media alta (o de capas medias urbanas) que bien pudiera estar entre los 14 y los 28 años, si es correcto 28 años o más ¿lo pueden creer? Y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de cabeza. ¿Entonces en que estamos fallando como educadores católicos y padres de nuestros hijos? Yo sé, dirán que los tiempos y las oportunidades son diferentes, pues para los nacidos en los años cuarenta y cincuenta, el orgullo reiterado era levantarse de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; tenían que ayudar a limpiar la casa; no se frustraban por no tener vehículo, andaban a pie a donde fuera, siempre lustraban sus zapatos, los estudiantes no se avergonzaban de no tener trabajos gerenciales o ejecutivos, aceptaban trabajos como limpiabotas y repartidores de diarios. Lo que le pasó a nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa frase que no dio resultado y mandó todo al diablo: ¡yo no quiero que mis hijos pasen, los trabajos y necesidades que yo pasé! Nuestros hijos conocen la verdadera escasez, el hambre. Se criaron en la cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero. El dame y el cómprame, siempre fue generosamente complacido convirtiendo a nuestros hijos en habitantes de una pensión, con sirviente (a) y todo incluido, que después intentamos que funcionara como hogar. Es alarmante el índice de divorcios que se está generando, van a la conquista de su pareja y vuelven al hogar, solo unos meses más tarde, divorciados porque la cosa no funcionó; ninguno de los dos quiere servir al otro en su nueva vida. Como nunca batallaron en la pensión con sirviente incluido, en la que se les convirtió el hogar paterno, a las primeras carencias en el propio, avientan el paquete y regresan a la casa para que la mamá y el papá continúen resolviéndoles la vida. Este mensaje es para los que tienen hijos y que pueden todavía moldearlos. Edúquenlos con principios y responsabilidades, instáurenles el hábito de ser agradecidos, de saber ganarse el dinero con honestidad, la comida, la ropa, el costo de la estancia en la casa en la cual no aportan para el pago de servicios. Háganles saber lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de luz, agua, renta. Háganles sentir en su casa, cómo se comportarían ustedes en casa ajena cuando van de visita. Por ese domingo o cuota semanal o mensual, edúquenlos en la cultura de la correspondencia y el agradecimiento. Que los sábados o domingos laven el carro, ayuden a limpiar la casa, no su cuarto, esa debe ser obligación de siempre sin pago de por medio. Que se acostumbren a limpiar sus zapatos, que paguen, simbólicamente, por todo lo que gratuitamente reciben, implánteles la ideología de ameritar una especie de beca escolar que ustedes pagan, y por la que ellos no pagan ni un centavo, eso puede generar una relación en sus mentes trabajo=bienestar. Que entiendan que asistir a la escuela, es un compromiso con la vida, que no es ningún mérito asistir a ella. De la responsabilidad con que cumplan ese compromiso, dependerá su calidad de vida futura. Todos los niños deben, desde temprano, aprender a lavar, planchar y cocinar, para que entiendan la economía doméstica en tiempos que podrían ser más difíciles. Cuida lo que ven y ves con ellos en la TV, evita caer en el vicio social llamado telenovelas, los videojuegos violentos, la moda excesiva y toda la electrónica de la comunicación, que han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó. Cuando ocupes corregirlos, aconséjalos, dialoga con ellos, no los ofendas, no los reprendas en público. Si lo haces, nunca lo olvidarán. Nunca te lo perdonarán. Estamos comprometidos a revisar los resultados, si fuimos muy permisivos, o sencillamente hemos trabajado tanto, que el cuidado de nuestros hijos queda en manos de terceras personas, abuelos (as), tías, familiares, las empleadas domésticas, o quien sea menos quien debería hacerlo, nosotros los padres o peor aún se crían solos a la deriva, adquiriendo ideas, estilos, costumbres, formas de ser o cualquiera menos de nosotros sus padres y profesores, y en medio ambiente cada vez más deformante. Ojalá que este mensaje llegue a quienes tienen la oportunidad de tener hijos y cambiar o hacer algo al respecto. Ya los abuelos pagaron. Nosotros estamos pagando con sangres esta transición. Solo reflexiónelo, el colegio no es un depósito de niños(as), hay que estar presentes siempre, no debo esperar el llamado de nadie, debo ir antes del llamado…, acompañando los procesos de formación de mis hijos (as), de mis estudiantes, interesándome por su vivencia diaria, no restándole importancia a su lenguaje corporal, sino teniendo una actitud de apertura y cercanía.

Por: Pbro. Wilson Javier Sossa López, cjm

Por: Pbro. Wilson Javier Sossa López, cjm

Sacerdote Eudista

 

Encuentra nuestros libros recomendados en:

 

 

close

NO TE PIERDAS NADA

Recibe nuevo contenido directamente en tu bandeja de entrada

Respetamos su privacidad y nos tomamos muy en serio su protección..

ÚNETE A NUESTRA LISTA

Suscríbase a nuestra lista de correo y reciba todas las actualizaciones en su bandeja de entrada de correo electrónico.

Thank you for subscribing.

Dirección de correo electrónico no válida