El evangelio nos invita a superar la ley del talión, recordemos que era un “principio jurídico” de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba de manera más o menos directa con el mal que se había realizado.
La belleza de la creación es la libertad, somos libres de tomar buenas o malas decisiones en la vida.
El evangelio del día de hoy, retoma las bienaventuranzas en el monte, para plantearnos cuál debe ser el comportamiento de un verdadero cristiano o de un verdadero discípulo.
La gente que oía su testimonio se convertía. Las persecuciones confirmaban su fe y su decisión de seguir anunciando el Evangelio.
La frase central de hoy es: «Convertíos, porque el Reino de Dios está cerca».
El evangelio de hoy nos da la expresión simbólica, del cordero de Dios, unida al que quita el pecado del mundo, indica que el Mesías, no es un libertador político.
Esta fiesta de la solemnidad es muy importante en el corazón de la Iglesia y el corazón de cada uno de nosotros, que somos cristianos-católicos convencidos que es la manifestación de Cristo a toda la humanidad.