Este es el mensaje de Esperanza para la humanidad: Dios actúa en medio de las vicisitudes para liberarnos y salvarnos. Todo lo Bueno lo hace en virtud de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. Por eso, en la segunda lectura leemos: “Cristo resucitó de entre los Muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurreción”. Es decir, Cristo, nuestro Ungido, es el centro de nuestra vida y es nuestra salvación.
Muchas veces, leyendo los “Evangelios de la infancia”, nos preguntamos por qué Dios no intervino directa y claramente. Pero Dios actúa a través de eventos y personas.
Desde las primeras páginas de la Biblia, en los preciosos y poéticos relatos de la creación, se nos presenta el protagonismo de la Palabra creadora de Dios. Ella es la que pone orden en el caos y la soledad de los orígenes, y resuena en los abismos para dar existencia y vida al mundo y a cuanto contiene, incluido el ser humano. Aquel “Dijo Dios” se vuelve una especia de estribillo con el que inicia cada día de la creación (cf. Gn 1, 1–2, 4a).
Al terminar el reparto de los panes y los peces, Jesús se marchó solo al monte para evitar que lo hicieran rey; pero al día siguiente la gente lo busca porque con él, piensa, está resuelto el problema básico de su vida. Es una reacción comprensible en quienes no tenían asegurado el pan de cada día. Este mensaje tiene varias claves de lectura que quiero destacar de la siguiente manera.
Quiero que pensemos un momento en la vida, sobre lo que significa para Felipe seguir la alternativa para su forma de pensar (desde el judaísmo) y romper con la tradición de su mismo pensar.
Por medio del Diplomado en Antiguo Testamento, “Ustedes serán mi pueblo”, pretendemos adentrarnos en la comprensión de la Antigua Alianza y reconocer cómo Dios guió y dirigió a su pueblo: el pueblo de Israel.
Los bolsillos del párroco estaban siempre llenos de medallas, que profusamente repartía y que más de una vez le sirvieron para abrirse paso y librarse de la muchedumbre que se lo impedía.
El pastor es llamado a profetizar, no duda en dejar su rebaño y su ciudad, una clave de lectura hoy es el desapego, el dejarse llevar por el Señor en medio de circunstancias difíciles, él siempre está ahí para guiar a su pueblo.
Los evangelios nos dicen abiertamente que Jesús era muy sensible al sufrimiento ajeno, a las situaciones de necesidad u opresión que debían soportar las personas.
Las enseñanzas del apóstol Pablo contienen riquezas maravillosas, que son como aquel carisma o don perdurable que viene con la fe y la vocación cristiana; y que pueden hoy ser reavivadas, aun en tiempos de zozobra e incertidumbre como las causadas por la actual pandemia que azota a todos nuestros pueblos y naciones.