La fe o amistad de confianza entre Dios y su pueblo. Este es el tercero de los poemas del Siervo de Yahvé del Deutero-Isaías, en el que se describen las vejaciones del Siervo.
“No se trata de buscar que todos piensen como nosotros pensamos, sino buscar en el discernimiento, en la confrontación no en el enfrentamiento la fecundidad de la acción de la gracia para el bien de todos”.
Hace pocos días terminé de escribir una obra titulada “Los curas también se reinventan o la formación sacerdotal en la pandemia”, publicada por el CELAM, y la primera pregunta que nos sale al paso es ésta…: ¿Qué significa reinventar, reinventarse?
Las realidades actuales de la migración que rompe las más lejanas y disímiles fronteras, para nosotros, un país del que muchos emigran por sus graves desajustes y carencia de garantías para la vida, pero que no recibía, hasta hace poco, una inmigración significativa, es una necesidad inmediata.
Es un reclamo fuerte a la fraternidad. El que hace distinción de personas en la asamblea, es decir, en la celebración litúrgica, no puede ser cristiano.
La sinodalidad es ante todo una manera de ser y de operar de la Iglesia. No es un método más de hacer cosas o un programa.
Un “compromiso por caminar de forma fraterna, constructiva y crítica, de la mano de la Iglesia y del CELAM, en pos de una sociedad más justa y solidaria, más tendiente al bien común y una vida de fe en Jesucristo y en su redención”, es el deseo de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe (ODUCAL), que reúne a más de 100 instituciones de educación superior católicas.
“Joven, a ti te digo, levántate” es el título del mensaje que trae a la memoria dos acontecimientos de vital importancia para la Iglesia universal: El sínodo de los Obispos sobre el tema : los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional y la última Jornada Mundial de la Juventud efectuada en Panamá, frente a lo cual recuerda que ambos demuestran una dimensión esencial de la Iglesia: y es el caminar juntos.
El llamado a ser discípulo implica ser convocado para unirse íntimamente con Jesús (Cfr. DA 131).