Guías Homiléticas
14 noviembre / XXXIII Domingo Ordinario
/ Dn 12, 1-3 / Sal 15 / Hb 10, 11-14.18 / Mc 13, 24-32
Del Evangelio según san Marcos En Jerusalén, dijo Jesús en privado a unos discípulos suyos: “En aquel tiempo, cuando pase la gran tribulación, se oscurecerá el sol, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y el ejército de los astros del cielo se tambaleará. Entonces verán al Hijo del hombre venir entre las nubes con gran poder y gloria. Y mandará a los ángeles a que reúnan a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales del cielo y de la tierra. Aprendan la enseñanza de la higuera. Cuando las ramas se han llenado ya de savia y brotan las hojas, se sabe que está cerca la época de calor. Igual ustedes: cuando vean suceder aquellas cosas, sepan que el Hijo del hombre ya está cerca, a las puertas. Yo les aseguro: Todo aquello sucederá antes que pase esta generación. El cielo y la tierra dejarán de existir, mis palabras no dejarán de cumplirse. Cuándo serán ese día y esa hora, nadie lo sabe; ni los ángeles del cielo ni el Hijo. Solamente el Padre lo sabe”.Palabra del Señor
El libro de Daniel se escribe en pleno conflicto del pueblo contra la opresión extranjera. El lenguaje apocalíptico es revelación, no destrucción. Es esperanza del cambio, no del final de la historia. Es advertencia para estar preparados, estar alerta sobre el rumbo de la historia.
En este contexto se da la lucha de los Macabeos por guardar fidelidad a pesar de la superioridad del adversario y de la propia y confesada debilidad. Dios envía a su pueblo un mensaje de esperanza. Las visiones del libro son las visiones proféticas, que el profeta tuvo en el tiempo de exilio de Israel en Babilonia. Pero lo importante es destacar su esperanza, el Señor suscita un vidente para orientar y animar la fe del Israel destruido y disperso:
a) Dios tiene un plan sobre la historia del mundo: algo que Dios conoce y guía por medio de sus mensajeros y servidores
b) Un período de la historia difícil, pero orientado por él. Se trata de la lucha constante entre el bien y el mal. No es entre un dios bueno y un dios malo, sino entre Dios y todo lo que se opone a él. Aquellas fuerzas que sin ser divinas se oponen en la historia: estructuras de pecado, como por ejemplo la corrupción, las opciones diabólicas del mundo etc.
c) La resurrección final de los amigos de Dios, en términos de fidelidad es el martirio que sufren las personas que permanecen fieles aún en medio de confusas situaciones que viven en la historia, pero son fieles al Señor.
La comunidad cristiana tiene en el fondo que llevar a plenitud su fe, en Cristo sumo y eterno sacerdote.
a) La humanidad no necesita más sacrificios, porque en él, se encuentra es un motivo de esperanza sólida, no son muchos sacrificios, sino el único sacrificio dado a los hombres para redención de todos.
b) El camino ha comenzado en Cristo, por lo tanto acerquémonos y entremos en esa dinámica del reino.
REUNIRÁ A LOS ELEGIDOS DE TODAS PARTES
La finalidad del discurso o la intención con que escribe el autor es mostrarnos que el hombre nació para ser feliz, es decir es portador de esperanza. Jesús habla con sus discípulos sobre lo que significa el fin del mundo. La expresión: “reunirá a sus elegido de todas partes… será la venido del hijo del hombre”. Tenemos que así, como el pastor se reúne con su oveja y el lobo, así mismo será la plenitud de todos los tiempos, ya no habrá división, sino armonía, comunión, fraternidad. Su venida será con poder y majestad, quiere llevar a plenitud el reino que ya anunció en este mundo, pero su plenitud está en la presencia definitiva con el Señor. Esta venida en gloria es para resolver la historia total, diría, recapitular todo en Cristo. San Pablo diría: toda la creación entera gime dolores de parto hasta no ver formado a Cristo en cada uno.
- Saber discernir los signos de los tiempos
Lo primero que presenta el texto en el día de hoy es sobre fenómenos que acompañarán la venida del Señor, que no sólo tiene elementos catastróficos, sino que la creación se afecta renovándola, recreándola, transformándola, en una palabra llevándola a su plenitud.
En la lectura existen varios elementos que podemos destacar ¿Cómo entender el sol y la luna? Es fácil comprender que el sol y la luna son divinidades, donde se manifiesta el Señor. La forma de lenguaje es apocalíptico, donde la intencionalidad del autor no es poner en sentido catastrófico a la gente, sino en comunicar, restaurar un reino de justicia. Es una profunda lucha entre el bien y el mal, acompañado por el ritmo del tiempo (no en sentido mundano) sino en sentido de parusía (la venida en gloria del hijo del hombre). Todos los ídolos que el hombre se ha fabricado, dioses falsos sin existencia, desaparecerán. Todo poder del mundo cesará. Es la victoria final de Dios, y del hombre en Cristo. ¿Cuál es el poder que arrastra al ser humano? ¿Por qué todo pasará? El sentido de todos nosotros es esperar, paciencia, el tiempo es gracia, es oportunidad, es esperanza.
Imágenes y primeros signos para interpretar:
- El sol y la luna: pareciera que la luz del sol de justicia que tiene su función de iluminar las conciencias y la luna de iluminar la oscuridad de nuestra vida o en la noche de nuestro horizonte, aparecen de manera ilógica o se pudiera decir paradójica, ya que nos expresa el texto que dejaran de cumplir su función primordial para lo que fueron creadas, se oscurecerá el sol y la luna dejará de brillar, para cualquier lector desprevenido pareciera que fueran términos confusos o por lo menos ilógicos. Pero en este mismo contexto, tiene su razón de ser desde la lógica del reino. Existe un poema del hermano sol, donde san Francisco hace alusión a la hermana muerte. El texto hoy, nos invita a reconocer que si en algún tiempo fueron dioses para nuestra humanidad, ahora Jesús dice que están llamados a perecer, a oscurecerse, esto nos indica que este mundo es pasajero, que somos pasajeros en el mundo y que todos volvemos de donde salimos. Parafraseando a san Agustín, que nos dice que si de él venimos a él volvemos, todo lo demás es relativo frente a la experiencia del Señor. Tarde te conocí, tarde te conocí, ¡oh hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te conocí!.
- Las estrellas: somos sus discípulos, inclinados hacia la tierra en que vivimos (seres históricos, limitados en espacio y tiempo), pero invitados a trascender los límites de nuestra vida, es la gracia, es la experiencia de Dios que siempre nos invita a mirar hacia el infinito al que nos llama el Señor (levantar la cabeza).
- El árbol: que pasa por la prueba del invierno y llega lleno de vigor y de vida a la primavera para dar fruto. Significa que toda tribulación es pasajera, y quien permanece fiel al árbol, permanece fiel al Señor. Como el árbol frondoso del salmo primero que permanece alimentándose del manantial.
- El tiempo y el espacio: nuestra vocación supera todo límite humano, el ideal es superar la barrera del tiempo y la muerte. Porque para un cristiano, todo no acaba en este mundo. ¿Qué sería de un cristiano que no vea más allá del horizonte y de sus límites humanos?
- Llamada a la vigilancia responsable: mediante la comparación de la higuera en cercanía de primavera, se propone a los cristianos:
– Esperar: no decaer como si la historia dependiera solamente de intereses humanos y Dios fuera un ausente de ella, pero no, dependemos totalmente de Dios.
– Vigilar: no caer en “alarmismos” que en el fondo distraen de un compromiso con el Señor. Atentos a los signos de los tiempos (las hojas comienzan a transformarse), con actitud no de temor ni falsa preparación.
- La generación: es una expresión que Jesús utiliza, para simbolizar que cada generación debe preocuparse por su salvación, es decir una respuesta adecuada a la altura de la fe, a la altura de Cristo. Cada generación es una manera de expresar que las exigencias cada vez mas mayores, porque todo surge de cada necesidad de dar respuestas a las situaciones en cada generación.
APORTE PASTORAL
El papa en el libro: “soñemos juntos”, nos expresa esta esperanza que existe en el corazón de cada uno de nosotros, ese lazo invisible de la solidaridad, en palabras del papa: “que la mesa sea un lugar para todos, abrazar la realidad unidos por la reciprocidad, sobre cuya base podemos construir un futuro mejor, más humano”. Esta expresión del lazo invisible es el amor mismo que nos sintoniza en un solo abrazo… Jesús abrazo la cruz , no la rechazó… Jesús abrazo los pecadores, los revindicó, les devolvió su dignidad… el padre misericordioso abrazo al hijo prodigo, no le recriminó, e incluso le hizo una fiesta. Y cuando María abraza la cruz, Jesús agradece y le entrega a su discípulo amado a su madre como la mayor entrega y abrazo de amor por la humanidad.
En fin, todos nosotros debemos tener total apertura al compartir cristiano, ser solidarios en tiempos difíciles es el abrazo de la Iglesia se hace presente en el rostro de los necesitados. Con los pies en la tierra y la mirada en el cielo, siendo realistas ante los tiempos que vivimos, esperar y vigilar, dejar intereses personales y mezquinos para dar apertura a un proyecto común. Lamentablemente la visión predominante en la política occidental promueve y ensalza al individuo atomizado, la economía se centra en el lucro, debilita las instituciones capaces de proteger al pueblo. En cambio, las convicciones religiosas son fuente de bien, valoran las personas; los desacuerdos de naturaleza filosófica o teológica entre grupos seculares y gente de fe no son obstáculos para unirse y trabajar por metas compartidas, la dignidad humana, el empleo y la regeneración ecológica que sigue siendo una tarea y reto para todos nosotros, cada uno desde su quehacer puede aportar ese granito de arena para sumar y no restar en pro de nuestra humanización y el cuidado del planeta, la casa común y así mejorar en el cuidado del mismo.
Por: Pbro. Wilson Javier Sossa López, cjm Sacerdote Eudista
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