La vida de fe parte de una experiencia de encuentro con Dios que genera sentido en quien se siente interpelado por ella. A partir de este encuentro de sentido es que nacen las expresiones existenciales, conceptuales, comunicativas, doctrinales, propias del ser humano creyente. Al ser éste el punto de partida, es importante mencionar qué se está entendiendo por teología en los escenarios religiosos actuales.
Pablo VI lo llamó “una maravilla de nuestro siglo”, otros dijeron que era “el industrial del Evangelio”. Con solo treinta años, cuando era director espiritual del seminario de Alba en el Piamonte italiano, fundó su primera congregación religiosa y a su muerte dejó cinco en total, más cuatro institutos adscritos y la Unión de Cooperadores Paulinos.
«Caminar juntos –enseña el Papa Francisco– es el camino constitutivo de la Iglesia; la figura que nos permite interpretar la realidad con los ojos y el corazón de Dios; la condición para seguir al Señor Jesús y ser siervos de la vida en este tiempo herido. Respiración y paso sinodal revelan lo que somos y el dinamismo de comunión que anima nuestras decisiones.
La auténtica religión es aquella que conduce a creer y obrar desinteresadamente. Es lo que demuestra Job no obstante la situación límite de cercanía a la muerte, aislamiento, marginación social.
En esta época de pandemia del Coronavirus hemos visto publicados muchos artículos que se interesan por nuestra salud psíquica. Nuestra salud psíquica es fundamental para la vida.
La interacción digital no ha desvanecido sino incrementado el deseo de participar en primera persona a la vida de la comunidad con el fin de suscitar y fortalecer las relaciones interpersonales.
En la Iglesia hay un lugar para todos y todos pueden encontrar en ella su lugar, respetando la vocación de cada uno: ese es básicamente el resumen de la Instrucción sobre la parroquia publicada por la Congregación para el clero.
Las imágenes de la roca y el agua, que escuché de labios de un buen paulino como es el P. Angelo Colacrai, resulta muy apropiada para ilustrar la relación existente entre los dos grandes apóstoles, tanto en sus diferencias como en sus semejanzas y coincidencias.
Para muchos catequistas, la Trinidad es un concepto difícil, creado por los estudiosos, que poco le interesa al pueblo. A pesar de que hablan de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, no siempre los catequizandos perciben la unidad total que existe entre las tres personas divinas.
Los evangelios nos dicen abiertamente que Jesús era muy sensible al sufrimiento ajeno, a las situaciones de necesidad u opresión que debían soportar las personas.