Un tema novedoso
La XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos tiene como tema: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión». Había sido convocada para octubre de 2022, pero recientemente, por deseo del papa Francisco, fue reorganizado en sus tiempos a fin de asegurar un proceso sinodal más amplio y con nuevas exigencias. De esta manera el proceso sinodal Iniciará en octubre de 2021 y culminará en la Asamblea General en octubre de 2023.
Por el tema escogido, el de la sinodalidad eclesial, significa que no solamente se trata de una asamblea más dentro del conjunto de Asambleas que se han venido realizando después del Concilio Vaticano II para ir profundizando y aplicando sus grandes orientaciones. Se trata nada menos que de darle a toda la experiencia de la Iglesia una identidad en su manera de actuar inspirada en la ‘comunión’, en la ‘participación’ y en la ‘misión’, es decir, se trata de darle una cara renovada a la Iglesia en su estilo y procedimientos a fin de tener más fuerza misionera en medio del mundo y poder ser luz, fermento, semilla del Reino.
Podría decirse también que si la colegialidad fue uno de los temas centrales del Vaticano II y generó la imagen de una Iglesia “cuerpo de las Iglesias”, o comunión de Iglesias particulares, en vez de la figura piramidal que predominó por mucho tiempo, ahora, desde la colegialidad es preciso impulsar un paso más en una imagen renovada de la Iglesia en su condición de Pueblo de Dios en el que todos sus miembros se sienten en comunión y participantes en la tarea misionera de la Iglesia, superando la visión de unos pocos dirigentes y muchos destinatarios para poder ser la Iglesia en la que todos somos discípulos misioneros, como lo planteó la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, reunida en Aparecida en 2007.
Novedad en los procedimientos y en los sujetos
Esta nueva imagen de Iglesia se ha venido preparando mediante pasos sucesivos en la manera de entender y vivir la experiencia de los sínodos, comenzando por el Sínodo de los Obispos:
Al comenzar la última sesión del Concilio Vaticano II, Pablo VI el 14 de septiembre de 1965, acogiendo sugerencias presentadas durante el Concilio, anunció a los Padres conciliares la decisión de instituir de propia iniciativa y con su potestad un organismo denominado Sínodo de los Obispos, que, compuesto de Prelados, nombrados por la mayor parte de las Conferencias Episcopales y convocados por el Papa según necesidades de la Iglesia para su consulta y colaboración. En el motu proprio Apostolica sollicitudo, promulgado al día siguiente, el mismo Pablo VI instituía el Sínodo de los Obispos.
El Papa Francisco, con ocasión de los 50 años de la constitución del Sínodo de los Obispos, en su Discurso del 17 de octubre de 2015 precisó entre otras cosas lo siguiente:
- El Sínodo de los Obispos es el punto de convergencia del dinamismo de escucha recíproca en el Espíritu Santo, conducido a todos los niveles de la Iglesia.
- La articulación de las diferentes fases del proceso sinodal hará posible la escucha real del Pueblo de Dios y se garantizará la participación de todos en el proceso sinodal.
- No se trata solo de un evento, sino de un proceso que involucra en sinergia al Pueblo de Dios, al Colegio episcopal y al Obispo de Roma, cada uno según su propia función.
Igualmente el Papa Francisco, el 15 de septiembre de 2018, al promulgar la Constitución Apostólica Episcopalis Communio sobre el sínodo de los Obispos, define nuevos procedimientos y avanza hacia un estilo renovado de sínodos, acogiendo inquietudes que desde hace tiempo se estaban haciendo. Entre los nuevos procedimientos se destacan:
- Pueden ser llamados también a la Asamblea del Sínodo otros que no estén investidos del munus episcopal, cuyo rol vendrá determinado en cada ocasión por el Romano Pontífice, según el tema y las circunstancias.
- La consulta del Pueblo de Dios se realiza en las Iglesias particulares.
- En cada Iglesia particular los Obispos realizan la consulta del Pueblo de Dios sirviéndose de los Organismos de participación previstos por el derecho, sin excluir cualquier otra modalidad que juzguen oportuna.
- Las Uniones, las Federaciones y las Conferencias masculinas y femeninas de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica consultan a los Superiores Mayores, que a su vez pueden interpelar a los propios Consejos y también otros Miembros de los mencionados Institutos y Sociedades.
- Las conclusiones de la Asamblea son recogidas en un Documento final.
- El Documento final es sometido a la aprobación de los Miembros según la norma del derecho peculiar, buscando en la medida de lo posible la unanimidad moral.
- Recibida la aprobación de los Miembros, el Documento final de la Asamblea es presentado al Romano Pontífice, que decide su publicación.
- Si es aprobado expresamente por el Romano Pontífice, el Documento final participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro.
Siguiendo las pautas de esta Constitución, el proceso para el próximo Sínodo de los Obispos queda organizado de la siguiente manera, según la Nota del Sínodo del 21 de mayo de 2021:
– Apertura del Sínodo (octubre 2021): Tendrá lugar en el Vaticano y en cada diócesis. Este camino será inaugurado por el Santo Padre en el Vaticano el 9 y 10 de octubre. El domingo 17 de octubre, con la misma modalidad, se abrirá en las diócesis bajo la presidencia del respectivo obispo.
Conferencias Episcopales u organismos correspondientes: Se abrirá un periodo de discernimiento de los pastores reunidos en asamblea (Conferencia Episcopal), a los cuales se pide escuchar aquello que el Espíritu ha suscitado en la Iglesia que se les ha confiado. La Secretaría General del Sínodo procederá a la redacción del primer Instrumentum Laboris (antes de septiembre 2022).
– Fase continental (septiembre 2022 – marzo 2023): La finalidad de esta fase es dialogar a nivel continental sobre el texto del primer Instrumentum Laboris, realizando un ulterior acto de discernimiento a la luz de las particularidades culturales específicas de cada continente. La Secretaría General del Sínodo procederá a la redacción del segundo Instrumentum Laboris (antes de junio 2023).
– Fase de la Iglesia Universal (octubre 2023): La Secretaría General del Sínodo enviará el segundo Instrumentum Laboris a los participantes de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Celebración del Sínodo de los Obispos en Roma, según los procedimientos establecidos en la Constitución Apostólica Episcopalis Communio (octubre 2023).
¿Cómo prepararnos todos para participar en el próximo Sínodo?
Sabiendo que es la primera vez en la historia de esta institución que un Sínodo comienza descentralizado y que se nos invita a que todos hagamos parte de él de alguna forma, es preciso tener presentes algunas consideraciones o convicciones teológico-pastorales que contribuyen a esa nueva imagen de Iglesia del Concilio Vaticano Ios sujetos, las formas de participar, la finalidad de la participación.
Los sujetos: En el conjunto del proceso se visualizan muy variados sujetos:
- En la fase diocesana de la escucha, la totalidad de los bautizados, son sujetos del sensus fidei infalible in credendo (el sentido de la fe infalible en el acto de creer, cf. Constitución sobre la Iglesia, Lumen Gentium, No. 12).
- En la elaboración de la síntesis diocesana, intervendrán seguramente no solo obispos, sino también religiosos, religiosas y laicos expertos en diversas materias, desde la convicción de que la Iglesia particular o local es el sujeto primario de la evangelización (Papa Francisco, Evangelii Gaudium, No. 30) y el sujeto garante de la reflexión teológica (cf. Decreto sobre los Obispos, Cristus Dominus No. 11)
- En la elaboración del texto en la fase continental, igualmente participarán no solo obispos, sino representantes de diversos sectores que contribuirán a darle el color de la diversidad de culturas a las propuestas que se hagan desde cada continente (cf. Conferencias episcopales de varios países, Cristus Dominus, No. 38)
- En la fase de la Iglesia Universal intervienen como sujetos los Obispos delegados desde las Conferencias Episcopales, otros no investidos del munus episcopal, expertos, invitados especiales (cf. La Iglesia entendida como ‘Cuerpo de las Iglesias’ Lumen Gentium No. 26).
La finalidad de la participación:
Teniendo en cuenta que el tema especial del próximo sínodo es la sinodalidad eclesial, surge una pregunta importante: ¿qué se pretende en último término con este tema? En otras palabras, se trata de la pregunta por la finalidad de este sínodo al tratar el tema mismo de la sinodalidad. Podemos, por ahora, señalar dos grandes metas o finalidades:
La primera, de carácter intraeclesial: contribuir para ofrecer bases sólidas hacia una profunda y auténtica reforma de la Iglesia. Si con frecuencia se afirma que todavía no se han logrado poner en marcha en profundidad los grandes paradigmas del Concilio Vaticano II, esta es una oportunidad de hacerlo. El Papa Francisco ha estado trabajando con un grupo especial de Cardenales para las reformas que requiere la organización interna del Vaticano y dicha reforma está casi en su parte final. Pero está pendiente la otra gran reforma: la de las Iglesias locales o particulares, es decir, las diócesis y desde ellas las parroquias, las instituciones diocesanas, las familias, las pequeñas comunidades. Entre otras están pendientes reformas en la forma de entender y llevar a cabo la evangelización, para pasar de un mero adoctrinamiento y transmisión de verdades a la proclamación gozosa del acontecer de Dios en medio del mundo (Kerygma de Jesús y Kerygma apostólico, iniciación cristiana); pasar de una teología genérica, sistematizada, ya hecha, que se aprende y se transmite, a una teología que se va haciendo en cuanto reflexión crítica desde la fe de la praxis histórica y de la praxis evangelizadora; pasar de un estilo de ministros príncipes o autoritarios a un estilo de servidores del Pueblo de Dios al estilo de Jesús de Nazareth; pasar de una religiosidad individualista a una expresión religiosa que toma en serio la dimensión social y política del anuncio del Evangelio; pasar de la participación activa de solo unos pocos, a la participación corresponsable y diversificada de todos los bautizados en medio del mundo.
La segunda finalidad es la proyección hacia la sociedad: se puede describir como la contribución para que el estilo sinodal que se viva en las Diócesis, parroquias, Institutos religiosos o laicales… inspire estilos renovados de participación ciudadana, empezando por la necesidad de escuchar a todos, de promover formas participativas desde la base, de colocar la dinámica de la participación: presentar propuestas, participar en los procesos de discernimiento y decisión; participar en la coordinación y ejecución de lo decidido y aprobado. Este estilo sinodal ciudadano hará posible hacer más presente en el mundo el Reino de Dios, aunque no todos sean conscientes de esta realidad teologal. Muchos lo vivirán como la manera natural de ser ciudadanos, unos con referencia a la fe, otros sin ella. Pero lo importante es que los valores del Reino de Dios presentes en el Evangelio se hagan realidad: la reconciliación, el perdón, la fraternidad, las dignas condiciones de vida, el reconocimiento y respeto de la igualdad fundamental de todos, la solidaridad, la paz.
Un apoyo para promover estos estilos de vida eclesial y ciudadanos inspirados en la sinodalidad se encuentra en la reciente publicación hecha por la Fundación Universitaria Monserrate -Unimonserrate- y la editorial San Pablo de Colombia, con el título: Sujetos de la sinodalidad eclesial al servicio de la transformación del mundo.
El libro está articulado en tres partes, que dan razón de desarrollos sucesivos y complementarios del mismo:
La primera parte es la verificación de qué ha pasado y qué sigue pasando en el ambiente sociocultural respecto a la manera como se piensa el sujeto y cuál su incidencia en la sinodalidad eclesial y social.
La segunda quiere evocar los fundamentos de la sinodalidad eclesial y, dentro de ella, los diversos sujetos de sinodalidad en y a partir de las Iglesias particulares, para promover la “comunión”, la “participación” y la “misión” al servicio de la transformación del mundo.
La tercera parte pretende deducir las exigencias para el ejercicio de una adecuada sinodalidad en la Iglesia y en el mundo: el sentido de evangelización, la formación teológica para los diversos actores de la sinodalidad, las perspectivas para una reforma de la Iglesia desde la sinodalidad y una Iglesia sinodal como fermento para la transformación de la cultura y de la sociedad (sinodalidad eclesial al servicio de la transformación del mundo).
Sírvanos como conclusión lo expresado por la Comisión Teológica Internacional que dedicó uno de sus estudios recientes al tema de la sinodalidad, con el título: La sinodalidad en la vida y misión de la Iglesia (2018):
«Caminar juntos –enseña el Papa Francisco– es el camino constitutivo de la Iglesia; la figura que nos permite interpretar la realidad con los ojos y el corazón de Dios; la condición para seguir al Señor Jesús y ser siervos de la vida en este tiempo herido. Respiración y paso sinodal revelan lo que somos y el dinamismo de comunión que anima nuestras decisiones. Solo en este horizonte podemos renovar realmente nuestra pastoral y adecuarla a la misión de la Iglesia en el mundo de hoy; solo así podemos afrontar la complejidad de este tiempo, agradecidos por el recorrido realizado y decididos a continuarlo con parresía» (No. 120).
Luis Fidel Suárez Puerto, Pbro.
Director del Programa de Teología de la Unimonserrate – Bogotá.
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