Guías Homiléticas -- XX DOMINGO ORDINARIO
Jr 38, 4-6.8-10 / Sal 39, 2.3.4.18 / Hb 12, 1-4 / Lc 12, 49-53Del santo Evangelio según san san Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Piensan que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra”.
Palabra del Señor.
EL CAMINO DEL SEÑOR, INCOMODA EL FUEGO DEL AMOR SE ENCIENDE POR LA PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO “EL CORAZÓN DE JESÚS ES UNA HOGUERA DE AMOR”
La vida cristiana es como una carrera en la que debemos colocar los ojos puestos y fijos en Él, es Jesús el que va delante de nosotros sus testigos insignes pasando por todos los santos de todos los tiempos que nos animan a caminar juntos hacia la vida eterna.
Existe una radicalidad en el profeta Jeremías, deseando anunciar el verdadero camino que anuncia el querer o la voluntad de Dios y la vía más fácil es anular y quitar del camino a quien lo hace. La primera lectura tomada del profeta Jeremías es una figura que incómoda a los líderes de aquel momento, su predicación provoca el fastidio suficiente, como transmite la voluntad de Dios, el profeta Jeremías en su ministerio profético antes del destierro fue llamado por el Señor para predicar su mensaje cuando aún era muy joven, tendría aproximadamente 20 años y tuvo que confrontar a los príncipes del pueblo ante la corrupción, la pérdida la fe en el Señor, el único y verdadero Dios, Yahvé. Además tuvo que aconsejar a los gobernantes que iniciaron la alianza con el Señor, pues el rey Sedecías en su lectura del contexto era de carácter débil.
San Lucas nos invita a colocar nuestra confianza en el Señor no en la acumulación de la oferta y la demanda, como lo hemos visto en la acumulación de la riqueza, hoy se escribe en el contexto de las confrontaciones, esta lectura representa uno de los discursos más fuertes del Evangelio, yo he venido a prender fuego, que piensan que he venido a traer paz, no he venido a atraer violencia por el reino de Dios, he venido a traer fuego en el mundo, más que una paz tranquilizadora, es un compromiso serio del amor que muestra Jesús. El contraste oriental entre la paz y la guerra, el amor y el odio… son una muestra de combate espiritual y Jesús nos presenta una radicalidad de la vida: combatir la raíz de todos los males como un compromiso de responsabilidad y corresponsanilidad de cada uno en función y servicio a los demás.
Tenemos en los evangelios varias imágenes que nos ayudaran a discernir la voluntad de Dios, la imagen del fuego y la división, son imágenes que nos ayudan a buscar en nuestra vida la radicalidad y la misma exigencia de la misión hoy.
IMAGEN DEL FUEGO
“¡He venido a traer fuego sobre la tierra, y cuanto desearía que ya hubiera prendido!” (Lc 12, 49). Es una expresión que se entiende como la radicalidad por Jesús y la verdadera paz, la misión empieza por la compasión de Jesús por los que sufren, pasan necesidad y así hoy poder perdonar a los enemigos, orar por los enemigos, esta es la verdadera paz: “que se encienda en cada corazón, el fuego del amor de Jesús”(… para perdonar, sanar y que no se extinga por el frío del desamor ante la indiferencia), creo que la incertidumbre al futuro, es el principal miedo que el hombre tiene en su corazón, qué es olvidarse de Dios, quiere sacar a Dios de su vida, se cree autosuficiente, su ego y su prepotencia lo alejan de Dios, pero el hombre que escucha a Dios y sigue el camino del Señor y hace la voluntad de Dios vive en continua confrontación con el mundo, por eso la expresión del “fuego” es característico porque el fuego se enciende, el fuego arde, el fuego ilumina (“ni tanto que no lo alumbre o ni tanto que lo queme”), estas propiedades del fuego en últimas tienen su origen en el amor que arde en cada corazón, san Juan Eudes nos dice que “el corazón de Jesús es una hoguera de amor”, muy preciso para indicar que el amor de Dios en el mundo crea y recrea la creación del amor de Dios en cada corazón y quiere que se prenda completamente no a medias, pero solamente con Jesús, se prende el verdadero amor, que dio su vida por nosotros en la cruz, es el verdadero amor, que significa que el amor de Dios es un amor de donación, es decir, que se encarna y se hace hombre en Jesús que nace del amor, crece lleno de amor y que nos amó hasta llegar al extremo de dar su vida y así enseñarnos a encontrar el verdadero amor. Que quiere que el mundo también se salve y solamente el amor de Jesús nos purifica de los falsos conceptos que tenemos del amor interesado (materialista, del tener sobre el ser…), el amor de Jesús en la cruz nos libera del pecado que nos aleja del amor, del odio entre los hombres y nos libera del des-amor o lo contrario al amor de Dios. Hay que amar, no odiar; pero el amor, frente la mundo injusto y de desamor, es una guerra. No se puede servir a medias, el servicio es radical, el seguimiento de Jesús va en arás de la formación con un tinte del compromiso total.
IMAGEN DE LA DIVISIÓN
“¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división” (Lc 12, 51). Los criterios y la vida del mundo, van en contraposición al reino de Dios, porque el mundo es enemigo de Dios. Esta frase es una ocasión para que las personas, frente a Él y su exigencia se definan y opten por Él y su misión. Lo que agrada a Dios es una vida conforme a su voluntad y a sus preceptos. Esto hace que muchas veces el mundo en su busqueda de cosas y personas no permite hacer la voluntad del Señor. ¿Qué es lo que agrada a Dios? La respuesta es facil, es importante cumplir su querer, es claro que el profeta trae la paz: “mi paz te dejo mi paz te doy, no la paz del mundo”, la paz que el mundo da no es verdadera paz, porque el mundo piensa que la paz como resolución de guerras, resolución de conflictos y problemas… pero la verdadera paz es un don de Dios capaz de cambiar el propio corazón, la paz comienza por cada uno, por cada corazón que se hace violencia para encontrarse con la tranquilidad consigo mismo, esto es armonia integra, que se puede entender en Jesús como el actuar desde los criterios del evangelio, la verdader paz es volver al principio, la belleza de la creación en que los hombres fueron creados para amarse y respetarse en la misma vida, pero entra la violencia desde Caín en contra de Abel, la raíz del mal es la envidia que tenía Caín por Abel. Solamente los que se hacen violencia, se confrontan y entran a comprender lo que significa la verdadera paz.
El amor es radical, se puede entrar en la sintonía con los verdaderos valores del reino y los valores del mundo, no porque el evangelio es radical. La paz si es verdadera solamente se instaura en el corazón de cada cristiano, el amor es radical cuando se da la vida: “Nadie tiene amor mas grande que el que da la vida por nosotros”, Jesús creyó profundamente en el hombre, aunque lo traicionaran y lo negaran, esto es la buena noticia, esto sí es el verdadero servicio en la Iglesia, la búsqueda del bien comun, del bienestar y los valores del evangelio, pero el mundo de hoy quiere sacar de su vida el evangelio, porque se opone a ese proyecto efimero de “felicidad” (el tener sobre el ser).
CAMINO SINODAL
Los signos presentados hoy en el evangelio deben ser un mensaje radical de Jesús para nuestro caminar sinodal, si alguien nos dijera que debe decir la Iglesia sería absurdo, porque el evangelio es el mismo ayer hoy y siempre. Las pruebas que pasamos a diario nos ayudan a superar la división, la guerra y la violencia, se convierten en pruebas que nos purifican en la fe. La Iglesia no puede callarse frente a las masacres y atentados contra la dignidad y vida de las personas, seguirá siendo luz y sal en el mundo que necesita de Dios. “Si los predicadores no llevan el mensaje las piedras gritaran”. La obra es del Señor que nos invita a ser radicales y llevar la cruz, como signo verdadero de contradicción e interpelación para nosotros hoy. ¿Qué palabras de Jesús nos cuestionan hoy en nuestro proyecto de vida? ¿Cómo estoy viviendo el cristianismo que no se acomoda a los criterios del mundo? ¿Me dejo interpelar por la Palabra de Dios en cada Homilía?
“El que ama a Dios, ama también a su prójimo y no ama a su riqueza, sino que la administra dignamente según los preceptos de Dios y los comparte a los más necesitados” San Máximo el confesor, sin caridad todo es un vanidad de vanidades).
APORTE PASTORAL
Al final, lo importante es estar preparados porque nadie sabe ni el día, ni la hora. La última frase del texto: “A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aún más”. (12,48). Es un profundo llamado a todos nosotros hoy, pensemos que este llamado no solo es para los líderes, sino para todos. Los que se les entrego el rebaño para que lo apacienten, en el caso de Pedro. Como los que son llamados al cuidado especial de un servicio con caridad, calidad y calidez (las tres “c”), deben ejercerlo con la autoridad que se les ha confiado, así como con prontitud. La intención es no vanagloriarse por el servicio o ejercerlo con autoritarismo como vemos a diario en muchas personas de autoridad dentro y fuera de la comunidad.
¿Qué espera el Señor-Jesús del que ejerce la autoridad en una comunidad?
Saber servir es una de los más grandes retos que todos tenemos hoy: “Que nadie se quede sin servir” (Siervo de Dios Rafael García Herreros). No es una frase cualquiera, más que un privilegio, servir es un honor para los que trabajamos en una obra de nuestra Iglesia, en últimas todos somos responsables y corresponsables de ayudar al hermano que sufre, es saber guiar y acompañar al rebaño del pueblo de Dios que se nos ha confiado, no podemos ser autoritarios, la autoridad se gana a través de la calidad del buen servicio. He observado que las personas vuelven a donde se les trata bien, ojalá nuestras comunidades sean ejemplo de esto, nuestras parroquias sean lugares de calidad por el servicio prestado a sus feligreses.
Por: Pbro. Wilson Javier Sossa López, cjm
Sacerdote Eudista
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