La secularización no es un fenómeno sólo de países europeos, sino también de América Latina y El Caribe. Eso no es algo nuevo, pues ya el Documento Conclusivo de Aparecida alertaba sobre “serias tendencias de secularización” (DA 219), afirmando además las situaciones de nuestros pueblos que viven “en el ambiente de la secularización” (DA 264). A más de una década después de Aparecida, este fenómeno ha progresado de modo significativo, pudiéndose observar muy presente sobre todo entre los adolescentes y jóvenes.
Muchos conocen muy poco de la fe cristiana porque en sus familias ya no se transmite, otros pertenecen a familias en las cuales los abuelos, y a veces los padres, practican todavía activamente la fe cristiana, pero los adolescentes y jóvenes ya viven con una gran indiferencia hacia ella, así como hacia cuestiones de religión en general. A veces se nota una actitud muy crítica hacia la Iglesia católica que es percibida como poco abierta a nuevos desarrollos en las ciencias y la sociedad diversa, muy conservadora y poco dialogante. En varias sociedades latinoamericanas y caribeñas se puede observar que “el proceso de secularización tiende a reducir la fe y la Iglesia al ámbito de lo privado y lo íntimo” (EG 64) y que no pocas veces en los más jóvenes hay “una desorientación generalizada” (EG 64). Muchos tienen sus propias comunidades fuera de la Iglesia, en las cuales comparten sus búsquedas y forjan su proyecto de vida.
Fuente: DOCUMENTO PARA EL CAMINO “hacia la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe”
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