Los adultos, tenemos la gran responsabilidad de construir esta patria chica con amor, sembrando alegría y esperanza para recoger los frutos de la paz y la justicia; nos ‘toca’ dejar este mundo mejor de lo que lo hemos encontrado.
La predicación de Jesús se caracteriza como palabras de gracia, expresión unida a la cita de Isaías, esto significa algo agradable y gracioso.
Aceptar a Jesús significa actualizar su obra de liberación para los hombres, quien no acepte a Jesús se niega a aceptar su obra, su palabra de vida, si acepamos a Jesús, aceptamos que debemos trabajar por el reino de liberación del hombre íntegramente, no sólo económica sino integral.
Debemos percibir las «señales» y “signos” dispersos que nos remiten más allá de nosotros mismos y de nuestras limitaciones, hacia una presencia mayor, misteriosa pero real.
Todos los seres humanos tenemos la capacidad de decisión y elección, cuando optamos por buenas decisiones sentimos que tenemos paz y sosiego, nada ni nadie nos puede quitar esa paz que nos da la voz de Dios hoy.
Jesús el Hijo de Dios y María humana es un encuentro con las palabras de María que manifiesta una expresión espontánea del dolor y de la angustia durante las largas horas de la búsqueda.
Jesús el Hijo de Dios y María humana es un encuentro con las palabras de María que manifiesta una expresión espontánea del dolor y de la angustia durante las largas horas de la búsqueda.
Gracias Señor por esta navidad en familia, por las situaciones, personas y dificultades permitidas, «debemos dar gracias a Dios por todas las desolaciones, porque son los más grandes dones que Dios hace en este mundo a los que ama» (San Juan Eudes, OC X, 532-533).
Siguiendo de cerca el evangelio de hoy, hablamos hoy de encuentros y desencuentros, no debería ser así, todos somos hermanos en el Cristo Jesús por el bautismo, pero analizando un poco más estos encuentros de bendición, son los que ennoblecen la vida, la hacen bella y son vivos, llenos de alegría.
Como Obispo de Santa Marta espero recorrer toda la diócesis, visitar cada rincón, no ahorrar esfuerzos para realizar, a través de toda la actividad de la Diócesis, presencia de Iglesia en el Magdalena.