Un “compromiso por caminar de forma fraterna, constructiva y crítica, de la mano de la Iglesia y del CELAM, en pos de una sociedad más justa y solidaria, más tendiente al bien común y una vida de fe en Jesucristo y en su redención”, es el deseo de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe (ODUCAL), que reúne a más de 100 instituciones de educación superior católicas.
“Joven, a ti te digo, levántate” es el título del mensaje que trae a la memoria dos acontecimientos de vital importancia para la Iglesia universal: El sínodo de los Obispos sobre el tema : los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional y la última Jornada Mundial de la Juventud efectuada en Panamá, frente a lo cual recuerda que ambos demuestran una dimensión esencial de la Iglesia: y es el caminar juntos.
El llamado a ser discípulo implica ser convocado para unirse íntimamente con Jesús (Cfr. DA 131).
esús ve el culto hipócrita, manifestado con signos exteriores (labios) mientras interiormente (corazón: Jesús nos propone un análisis del corazón, de aquel centro de decisiones, no es el órgano, sino es el corazón humano como centro de decisión, inteligencia y libertad, pues allí es donde tiene lugar lo auténticamente cristiano o mejor lo bueno o lo condenable, como lo expresaría san Juan Eudes.
Los acontecimientos sociales desencadenados desde abril forzaron una pausa en las reflexiones sobre la familia, con ocasión del 5º aniversario de haber sido publicada la Exhortación Apostólica: La alegría del amor (Amoris laetitia), del Papa Francisco.
Definitivamente hablar por celular se ha convertido en una necesidad; la telefonía fija, poco a poco, se esfuma mientras las nuevas tecnologías marcan su ruta.
La familia es una realidad que, de una forma u otra, está siempre viva en toda persona humana. Como toda institución, pasa en algunos momentos por situaciones de crisis que le ofrecen la ocasión de redefinirse armoniosamente en el concierto social.
Hay un creciente anhelo por crecer en la sinodalidad, pues significa caminar juntos corresponsablemente con el devenir de nuestra Iglesia.
El plan de Dios para la humanidad es bueno, pero en nuestra vida diaria experimentamos la presencia del mal: es una experiencia diaria.