Espiritualidad Misionera de la Iglesia
- De entrada, como elemento central de comprensión y de vivencia de la espiritualidad cristiana, es necesario saber y sentir que “la vida cristiana es una búsqueda continua y por eso requiere un permanente caminar” (cf. Vademecum, pág. 1). La sinodalidad ha sido la experiencia de la Iglesia desde su nacimiento que desde entonces sigue su caminada; es la caminada del Pueblo de Dios. El papa Francisco “está llamando a la Iglesia a redescubrir su naturaleza profundamente sinodal” (Ibid. pág. 5). La Iglesia del tercer milenio es convocada a reaprender con humildad ese camino de “Comunión, Participación y Misión” que ha vivido durante los últimos dos milenios.
- El camino de la sinodalidad es la espiritualidad misionera de la Iglesia que se caracteriza por la escucha permanente que conduce al discernimiento y por eso la “participación es el camino”.
- En esta caminada la Iglesia tiene como punto de referencia primordial “a quienes sufren, a las personas y pueblos pobres, a emigrantes, refugiados, a quienes están en el abismo de la marginación al que gran parte de la humanidad ha sido avocada por sistemas y poderes inhumanos, impulsores de una ‘economía de la exclusión y la inequidad’” (papa Francisco). Esto nos lleva a la escucha de otras espiritualidades, reconociendo en ellas lo que hay de “verdadero y santo”.
- La celebración comunitaria de nuestra fe cristiana en la Eucaristía y toda la sacramentalidad de la Iglesia adquiere aquí su máxima expresión: una Iglesia que vive la comunión, en participación continua en el ejercicio de su misión celebra y se alimenta de la Palabra de Dios y del Pan de la Vida, Jesucristo, el Hijo de Dios vivo.
Tomado de Sinodo.cec.org.co
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