La experiencia a la que el Papa Francisco nos ha convocado tiene elementos semejantes.
El camino de la sinodalidad es la espiritualidad misionera de la Iglesia que se caracteriza por la escucha permanente que conduce al discernimiento y por eso la “participación es el camino”.
Para ayudar a hacer emerger las experiencias y para contribuir de manera más enriquecedora a la consulta, indicamos aquí a continuación diez núcleos temáticos que articulan diversos aspectos de la “sinodalidad vivida”.
Iluminado por la Palabra y fundado en la Tradición, el camino sinodal está enraizado en la vida concreta del Pueblo de Dios.
El Espíritu de Dios, que ilumina y vivifica este “caminar juntos” de las Iglesias, es el mismo que actúa en la misión de Jesús, prometido a los Apóstoles y a las generaciones de los discípulos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica.
El camino sinodal se desarrolla dentro de un contexto histórico caracterizado por cambios “epocales” de la sociedad y por una etapa crucial de la vida de la Iglesia, que no es posible ignorar.
El camino sinodal se desarrolla dentro de un contexto histórico caracterizado por cambios “epocales” de la sociedad y por una etapa crucial de la vida de la Iglesia, que no es posible ignorar.
La Iglesia de Dios es convocada en Sínodo. El camino, cuyo título es «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión», se iniciará solemnemente el 9-10 de octubre del 2021 en Roma y el 17 de octubre siguiente en cada Iglesia particular.
La sinodalidad es ante todo una manera de ser y de operar de la Iglesia. No es un método más de hacer cosas o un programa.
El papa Francisco, con una gran autoridad moral y de manera muy frecuente, habla de la necesidad de vivir la sinodalidad en la Iglesia de hoy. Según el Papa, vivir e instaurar la sinodalidad en la Iglesia no es solo una urgencia mayor, sino que precisamente de la práctica de la sinodalidad depende el futuro de la Iglesia y el remedio para muchas patologías que hoy se presentan destructivas y dolorosas.