Hablar de la esperanza en la enseñanza de San Pablo, es hablar de algo más que de una simple actitud ante la vida, o una especie de valor y buen ánimo que se cultiva en el corazón para sobrellevar las vicisitudes y tribulaciones que puedan presentarse en el camino. Es verdad que en los escritos del Apóstol la esperanza se nos muestra como una virtud fundamental en la vida cristiana; pero no sólo es eso. Rastreando los textos paulinos que hacen mención de la esperanza, lo primero que encontramos es que la esperanza para los creyentes es una Persona: ¡es Cristo mismo! Así lo afirma expresamente Pablo, en el saludo inicial de su carta al fiel discípulo y amigo Timoteo: “Pablo, apóstol de Cristo Jesús por disposición de Dios nuestro Salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza, …” (1 Tm 1, 1).