Guías Homiléticas - IV Domingo de Adviento

Is 7, 10-14 / Sal 23, 1-2.3-4ab. 5-6 / Rm 1, 1-7 / Mt 1, 18-24
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17 DICIEMBRE

Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: Miren: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”. Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.

Palabra del Señor.

EL SEÑOR ENTRA EN LA HISTORIA DE NUESTRA HUMANIDAD

Este es el mensaje central: Isaías va al encuentro del rey Ajaz (año 735 a.C.), para tranquilizar sus inquietudes ante la guerra que le quieren declarar los reyes de Aram, esto requiere tener puesta su fe solo en Yahvé. El profeta Isaías, hace una invitación, no poner en duda el poder del Señor, a no temer por nada que se presente y a poner su mirada en el Señor. El profeta le dice a Ajaz que el Señor cumple sus promesas y no pondrá en peligro la descendencia de su reino davídico, para que no pierda el trono de Judá.

El mensaje central es el anuncio del Señor como el Salvador y el Mesías esperado, como el centro y culmen de la revelación divina esperada desde el Antiguo Testamento, anunciado por los profetas y cumplido en el tiempo y espacio concreto.  Después de la Pascua, a este fundamento teológico, los apóstoles añadirán el cristológico: la resurrección de Cristo de la muerte. Sobre ella funda el apóstol la fe en la resurrección de la carne y en la vida eterna: “Si se anuncia que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo algunos de ustedes afirman que los muertos no resucitan?…Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos” (1Co 15, 12.20).

José no pone en cuestión ni duda su papel, lo que quiere decir que es virtuoso ante la virgen María, y tampoco duda de la integridad de la virgen María, no duda de su virtud y sabe por conocimiento, que la concepción fue por obra y gracia del Espíritu Santo, que es una concepción virginal de su prometida y que el ángel le confirma que es por el Espíritu Santo, que la acción del Señor se ha obrado en la historia del hombre, es el misterio de la encarnación, antes que Jesús fuera engendrado en el vientre de la virgen María, ya ella lo había concebido en su corazón. La llamada y la misión de José, es lo mismo que la de María en Lc 1, 26- 38, donde se narra la vocación y misión de María.

Los dos nombres que recibe Jesús también vienen de Dios. El primero, “Jesús” (21), lo propone el ángel, el mensajero (el nombre indica la misión: Él salvará a su pueblo, su acción abrirá a una nueva experiencia de salvación de Dios). El segundo, “Emmanuel” (23), viene de la Escritura, de la Palabra de Dios (Is 7, 14), el “Dios con nosotros” (se repite varias veces: donde dos o más estén reunidos en mi nombre yo estaré con ustedes (Mt 18, 20; Mt 28, 20). Pero todo el Evangelio -Palabras y Acciones de Jesús- dan testimonio de esto: “Dios-es-con-nosotros”.

Por eso es importante leer todo el Antiguo Testamento desde Jesús, y no al revés. El AT es admirable en muchas cosas. Y es incompleto en casi todas. La revelación de Dios ha sido progresiva. Israel ha ido entendiendo a Dios poquito a poco, y ha dejado en la Biblia un impresionante testimonio, una crónica de su descubrimiento de Dios. En fin, ni a José ni a los contemporáneos de Jesús (Mt 9, 34; 11, 19; 12, 14.24.38; 13, 57-58; 14, 28; 16, 22-23; 26, 63-65; 27, 39-44), ni a nosotros nos es fácil aceptar que un hombre concreto sea el mismo Dios… Que Dios se hace carne humana en el nombre histórico Jesús de Nazaret. Se necesita un corazón pobre para que Dios nos lo revele (Mt 11, 25; 16, 17). José, con corazón de pobre, es obediente a la fe.

Por: Pbro. Wilson Javier Sossa López, cjm

Por: Pbro. Wilson Javier Sossa López, cjm

Sacerdote Eudista

 

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