Guías Homiléticas - II Domingo de Adviento
Is 11, 1-10 / Sal 71, 2.7-8.12-13.17 / Rm 15, 4-9 / Mt 3, 1-12Del santo Evangelio según san Mateo 3,1-12
Por aquellos días, Juan el Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando: “Conviértanse, porque está cerca el Reino de los Cielos”. Este es el que anunció el profeta Isaías diciendo: “Voz del que grita en el desierto: ‘Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos’”. Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: “¡Raza de víboras!, ¿quién les ha enseñado a escapar del castigo inminente? Den el fruto que pide la conversión. Y no se hagan ilusiones, pensando: ‘Tenemos por padre a Abrahán’, pues les digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no de buen fruto será talado y echado al fuego. Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su grano, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga”.
Palabra del Señor.
UNA VOZ GRITA: “PREPAREN EL CAMINO AL SEÑOR”
El sentido de la liturgia en este segundo domingo de Adviento es la invitación a la conversión.
En la primera lectura se anuncia al reino Mesiánico, el príncipe de la paz, nacerá de la raíz de Jesé. El Mesías será un verdadero rey justo, que traerá la paz y la justicia a todas las naciones. El retoño de David será colmado por el espíritu de Dios, que lo llenará con seis virtudes, presentadas de dos en dos: deberes con Dios y deberes con los hombres.
San Pablo instruye a los cristianos sobre el sentido de las Escrituras. La Palabra de Dios representa un perenne desafío que pone al hombre en crisis (¿será la coexistencia de los cristianos de origen judío vs pagano? ¿Será que los judíos menosprecian a los paganos recién convertidos?) en un camino de fe: poner la mirada en Cristo y apropiarnos de sus sentimientos, es seguir el ejemplo de Cristo, que por su misericordia ha permitido que también los paganos gocen de la salvación.
Mateo tiene un especial interés en presentar a Juan el Bautista. Pensemos que el historiador Flavio Josefo (siglo I) le dedica en sus obras más atención que al mismo Jesús. Juan fue el guía carismático de un movimiento de corte popular, que convocó al pueblo de Israel en el desierto para anunciar la cercanía del juicio de Dios. El mensaje de Juan es urgirnos a la conversión, que se expresaba a través del bautismo (un rito de purificación). Según la más antigua tradición cristiana (Hechos 10, 37ss) Jesús estuvo muy relacionado con el movimiento de Juan. Los cuatro evangelios ponen de manifiesto esta vinculación (Marcos 1, 1-8 y paralelos) e incluso pueden dar a entender que Jesús fue, durante algún tiempo, discípulo de Juan el Bautista (Juan 1, 27 y Mateo 3, 11). Pensemos que los primeros cristianos no distinguían muy bien entre el bautismo de Juan y el de Jesús (Hechos 19, 1-7). De ahí que los evangelistas tuvieron interés en aclarar cuál fue la relación que existió entre Juan y Jesús.
La conversión es un darse cuenta en qué estoy fallando y cambiar, es un cambio radical o viraje fundamental de la vida. Ha de ser expresión de una actitud interior que ha de traducirse en una práctica diaria, por eso no podemos decir que ya estamos convertidos, cuando queda todo un camino por recorrer, no podemos dormirnos pensando que ya es suficiente, nunca lo es, siempre debemos trabajar nuestras faltas y pecados, con sentido crítico y conversión permanente.
La distinción de la verdadera conversión y la farisea. La palabra conversión viene del griego metanoia: significa cambia tu forma de pensar para que cambie tu manera de actuar, cambiar de camino y de situación, lo que le pasa a la oruga que se envuelve en el capullo y se convierte en mariposa, el águila que en una etapa de su vida muere a sus uñas y pico, se las arranca y renace de nuevo, es, en ultimas, según la actitud de Jesús y no nuestro querer de abandono total y a profundidad o fondo espiritual, mientras que la farisea es externa, cambio de mente: el hecho de ser israelita no garantiza la salvación, ni el no ser supone ser excluido de esta salvación (9). Porque la salvación es don de Dios, que “puede hacer salir hijos a Abrahán de las piedras” (9). Lo que cuenta en el Reino son los hechos de cada cual (8), tal y como Mateo insistirá al final de su obra (Mateo 25, 31-46).
La exigencia de Juan es convertirse para cambiar por completo vs la conversión farisea que busca su comodidad y su seguridad en la ley o la Torah como una forma de seguridad ante Dios, una persona falsa, hoy decimos “esa persona es falsa”. Y también están los saduceos que son de nobleza sacerdotal, la más influyente que no creían en la conversión así como en la resurrección. El mensaje es claro, todos deben volver de corazón al Señor: judíos, fariseos, saduceos, paganos… hoy: todos los que creen en el Señor y los que no creen o les cuesta creer o han perdido la fe.
El bautismo de Juan vs el bautismo de Jesús: anuncio del mesías. El bautismo de Juan es en agua, pero el de Jesús es en espíritu y verdad, Juan se convierte en un anunciador de lo que va a ser Jesús, se convierte en un heraldo, en una persona que prepara el camino. Esta presentación de Juan, el precursor, apunta hacia Jesús: “Quien viene tras mí” (11). El bautismo de Juan (6 y 11) es un simple gesto externo de la voluntad de conversión. El de Jesús expresa la vinculación personal (no solo ritual) con Dios (11: con Espíritu Santo y fuego).
Él es el salvador que en su misericordia, nos ha escogido… ¿para qué? Para una misión, la de Juan el bautista fue preparar los caminos… ¿cuál es mi actitud y mi misión? ¿Será la del fariseo o la de Juan el bautista? Si respondiste Juan el bautista reflexiona lo siguiente: Pídele al Señor que te ayude a preparar sus caminos, porque muchos no te conocen, no saben de ti, yo reconozco tu presencia en mi vida, mi familia, muchas veces tenemos incoherencias, defectos no aceptados, dificultades, falta de amor, porque muchos no te aman hoy quiero preparar tus caminos Señor, en mis oscuridades dame claridad, en mis incongruencias dame sabiduría y la necesidad de convertirme al evangelio, tenemos agujeros, vacíos donde el Señor no está presente. Cuántas personas son oscuridad en la casa y claridad en la calle, conozco a muchas personas que son caballerosos con la gente en la calle y en la casa son desconocidos, no es solo carácter, podríamos excusarnos en esa forma de ser, me parece que es una falta de amor a sí mismo, y una necesidad espiritual para poder ir llenando esos vacíos e incongruencias que le ha dejado la vida, no podemos ser amargados y amargar a los demás con nuestra actitud insoportable para nuestros seres queridos. Otra actitud que va en contravía de nuestra conversión es la manipulación, que se da en relación al dinero, chantaje… lo que podemos hacer es darnos cuenta que somos víctimas de estas formas de manipulación para no caer en manipulaciones y formas de manipular que no son sanas y nos hacen daño, porque nuestros jóvenes pueden caer en manos de personas enfermas que los utilizan con fines de lucro o fines afectivos. Padres de familia, orientadores y educadores… ¡Cuidado! Estemos alerta en esta conversión para no caer en manipulaciones ni en faltas de amor por situaciones no resueltas en la vida. Pidámosle al Señor que nos ayude a estar atentos en nuestra conversión personal y comunitaria.
Por: Pbro. Wilson Javier Sossa López, cjm
Sacerdote Eudista
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