Las actividades del Papa Francisco durante los últimos siete días estuvieron marcadas por la oración y la reflexión. Un momento de recogimiento le brindo el Encuentro de Oración por la paz organizado por la Comunidad de San Egidio, que tenia como tema: “Religiones y Culturas en diálogo: pueblos hermanos, tierra futura”. A los participantes que se reunieron este 7 de octubre junto al Coliseo romano, el Pontífice les exhortó a comprometerse con la paz, recordándoles que no es un valor que se negocia, sino una actitud que nace del corazón.

“Es nuestra responsabilidad, queridos hermanos y hermanas creyentes, ayudar a extirpar el odio de los corazones y condenar toda forma de violencia. Con palabras claras, exhortamos a deponer las armas, a reducir los gastos militares para proveer a las necesidades humanitarias y a convertir los instrumentos de muerte en instrumentos de vida”. 

Audiencia a la Canciller Angela Merkel

Ese mismo día, el Santo Padre recibió en audiencia a la Canciller de la República Federal de Alemania, Angela Merkel. Con ella, dialogaron sobre las buenas relaciones y la fructífera cooperación entre la Santa Sede y Alemania. Además, abordaron temas de mutuo interés en ámbito internacional y regional, como el de la cooperación para hacer frente a la emergencia sanitaria y las migraciones. Al final del encuentro, el Papa le ofreció una fundición de bronce que representa la «Puerta Santa», el Mensaje para la Paz de este año y el Documento sobre la Fraternidad Humana. Por su parte, la Canciller alemana regaló al Pontífice los comentarios a los Evangelios dominicales en tres volúmenes, un tomo sobre Miguel Ángel y algunos productos alimenticios típicos de su país.

Encuentro con el Primer Ministro de Malta

En ese mismo contexto, el Papa Francisco recibió, la mañana del 8 de octubre, al Primer Ministro de Malta, Robert Abela. Los temas de las conversaciones se centraron en la cooperación entre la Iglesia católica y el Estado. Además, hablaron de las migraciones, de la situación europea e internacional, con especial atención a la región mediterránea, reiterando la importancia del diálogo ecuménico e interreligioso en la construcción de la paz y la fraternidad entre los pueblos.

Momento de Reflexión previo a la apertura del Sínodo

El sábado 9 de octubre, el Santo Padre dio inició al Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad. La apertura de este proceso sinodal estuvo precedida por un Momento de Reflexión en la que participó el Papa Francisco con los Delegados Episcopales de todo el mundo y los miembros de las diferentes Comisiones del Sínodo. A ellos, el Pontífice los animó diciendo que, el Espíritu nos guiará y nos dará la gracia para ir juntos, escucharnos y discernir sobre los desafíos de la humanidad.

“Por una Iglesia distinta, abierta a la novedad que Dios le quiere indicar, invoquemos al Espíritu con más fuerza y frecuencia, y dispongámonos a escucharlo con humildad, caminando juntos, tal como Él —creador de la comunión y de la misión— desea, es decir, con docilidad y valentía”.

Encuentro Interparlamentario hacia la COP26

La mañana del sábado, también fue la ocasión para que el Papa Francisco se reuniera con los participantes en el Encuentro Interparlamentario hacia la COP26. A los políticos que preparan la cumbre climática de la ONU en Glasgow, el Pontífice les reiteró su llamamiento para promover acciones para una conversión ecológica y educativa en favor del medio ambiente.

“Espero, por lo tanto, que vuestro duro trabajo en el período previo a la COP26 y también después de ella esté iluminado por dos importantes faros: el faro de la responsabilidad y el faro de la solidaridad. Se lo debemos a los jóvenes, a las futuras generaciones que merecen todo nuestro esfuerzo para poder vivir y esperar”.

Misa de apertura del Sínodo

El domingo 10 de octubre, el Santo Padre presidió la Santa Misa de apertura del Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad. A las más de tres mil personas presentes en la Basílica de San Pedro, el Papa les propuso tres verbos que pueden acompañar todo el proceso sinodal: encontrar, escuchar y discernir.

“La Palabra nos abre al discernimiento y lo ilumina, orienta el Sínodo para que no sea una “convención” eclesial, una conferencia de estudios o un congreso político, para que no sea un parlamento, sino un acontecimiento de gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu”.

El Papa en el Ángelus

Alrededor del mediodía de este XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario, el Papa Francisco dirigió la oración mariana del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico. En su alocución el Pontífice invitó a reflexionar sobre la fe, y dijo que, la fe no es algo mecánico o comercial, sino un don gratuito.

“Queridos hermanos y hermanas, una fe sin don, una fe sin gratuidad es una fe incompleta, es una fe débil, una fe enferma. Podríamos compararla con un alimento rico y nutritivo que carece de sabor, o con un partido más o menos bien jugado, pero sin goles: no, no va bien, falta “la sal”. Una fe sin don, sin gratuidad, sin obras de caridad al final nos entristece: como aquel hombre que, aunque mirado con amor por el mismo Jesús, volvió a casa «entristecido» y «apenado»”.

Audiencia General sobre la libertad cristiana

En la Audiencia General de este miércoles, el Santo Padre continuó con su ciclo de catequesis sobre el Libro de San Pablo a los Gálatas, desarrollando el tema de la Libertad cristiana, como fermento universal de liberación. La libertad que hemos recibido de Cristo, dijo el Papa, nos lleva a estar arraigados a nuestras raíces y al mismo tiempo a abrirnos al universalismo de la fe.

“Este es el verdadero sentido de la inculturación, que podamos anunciar a Cristo Salvador respetando lo bueno y auténtico que existe en cada cultura y en cada sociedad, considerando también su continua evolución. La libertad de la fe cristiana es dinámica y el don que hemos de custodiar nos exige que vivamos esa libertad en un peregrinaje continuo, orientados hacia la plenitud que todos estamos llamados a alcanzar”. 

El Papa concluyó su catequesis señalando que, la libertad cristiana no indica una visión estática de la vida y de la cultura, sino una visión dinámica. Es el gran don que nos ha dado Jesucristo liberándonos de la esclavitud gratuitamente y nos ha puesto en el camino para caminar en la plena libertad.

Fuente: VATICAN NEWS


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