Guías Homiléticas
 17 Octubre / XXIX Domingo Ordinario
/ Is 53, 10-11/ Sal 32 / Hb 4, 14-16 /Mc 10, 35-45 
Del Evangelio según san Marcos

Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron una vez a Jesús y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir”. Él les preguntó qué querían. Ellos le dijeron: “Concédenos que, cuando estés en tu trono, nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Pero Jesús les respondió: “No saben lo que piden. ¿Son capaces de pasar el trago amargo que yo debo pasar y de sumergirse en las aguas en que yo me voy a sumergir?”. Ellos contestaron que sí. Jesús les dijo: “El trago amargo que yo voy a pasar, lo pasarán; y se sumergirán en las aguas en que me voy a sumergir. Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí concederlo. Dios se lo concederá a aquellos para quienes lo tiene preparado”…

Palabra del Señor

Si uno pregunta, ya sabiendo la respuesta no es pregunta, parece curioso pero es así, los hijos de Zebedeo, parecen ya tener la respuesta a lo que van a preguntar. Santiago y Juan, «los Truenos» (= los autoritarios, 3,17), sin darse por enterados del anuncio anterior, esperan que Jesús ocupará el trono de Israel (el día de tu gloria) y, adelantándose al resto del grupo, solicitan para ellos los primeros puestos en el reino que imaginan. Ellos deben medir con su misma medida el seguimiento del Señor, como si ellos tuvieran más derecho que los demás. Los invito a que en esta primera hojeada observemos simplemente la finalidad de los que preguntan. ¿qué buscan? ¿por qué se habla del Señor como Maestro?

Pero al mismo tiempo tenemos que él (Jesús: Maestro), responde qué quieren, ellos le dicen que les concedas el favor de los asientos en el trono, los discípulos sueñan con un mundo distinto, lleno de toda una serie de posibilidades terrenas, de un reino donde hay puestos importantes para ocupar, no entienden, no comprenden la propuesta de Jesús su verdadero Maestro, camino de formación de Jesús con sus discípulos, el cual coincide con la subida a Jerusalén (sede del gobierno civil y religioso del país). Llegamos a la lección central de este texto que ahora se desprende del discipulado de la Cruz: el servicio a los demás aún con sacrificio y amor, al parecer no es sólo apostar por dar la vida, sino también la forma como se da la vida, por amor a la cruz y a nosotros. Ellos (hijos de Zebedeo) no se habían enterado del final de Jesús trágico que anunciaba, tal vez acá vengan muchas conjeturas, sólo mencionemos algunas: – Sería que estaban distraídos pensando en sus propios proyectos. – Sería que ellos estaban asegurando su mismo futuro en este mundo. – Sería que ellos tenían miedo, no se atrevían a cuestionar, pero fueron intrépidos, tal vez, cortos a entender y comprender el proyecto del Señor. En el fondo sus sueños son cortos, son sueños que se cortan ante la misma realidad.

¿Cuál es el verdadero reino que Jesús anuncia?

El reino que el señor anuncia es el del sacrificio, la cruz, Llegamos a la lección central de este texto que ahora se desprende del discipulado de la Cruz: el servicio a los demás aún con sacrificio y amor, al parecer no es sólo apostar por dar la vida, sino también la forma como se da la vida, por amor a la cruz y a nosotros.

En la vida humana hay valores importantes por los cuales tenemos que luchar y comprometernos (tanto judíos como cristianos): la familia, el pueblo, la educación, la religión, la formación de criterios de vida y de acción, la moral y la virtud. Una persona consciente y exigente gasta sus energías en alcanzarlos y defenderlos para sentirse realizado en la historia. Se puede sentir orgulloso de ellos y hasta servir de ejemplo a los demás (cfr. Fil 3, 4ss)

Que se echen a los hombros la difícil tarea de caminar, reconocer nuestras dificultades en la vida, las crisis que vive el hombre hoy (como ayer):  económica (falta de empleo, deudas, empresas en crisis), familiar (se cuestiona la familia como institución tradicional, existen muchas nuevas definiciones de familia), comunitaria etc… pero Jesús va hacia la muerte para hacer el milagro de que el pueblo, (apliquemos esta frase para nosotros hoy) recupere la vida, la ilusión y la esperanza. En últimas, la realidad es concreta: aceptar el destino de Jesús, es aceptar su voluntad, es aceptar su mismo destino, ¿cuál es en el fondo el reto de Jesús hacia los discípulos? El reto es el camino, no importa la forma en que va a morir el maestro, lo importante es la entrega de humildad, que Jesús reta o tiene tres matices con tres destinatarios: servidores, sacerdote y servidores de Cristo, como los diáconos.

1. Servidor: tal como la define la ley del pueblo de Dios: el esclavo no deja de ser hombre y tiene su puesto en la familia, de modo que siendo verdadero servidor puede llegar a ser en ella hombre de confianza y heredero (Gén 24,2; 15,3). El vocabulario también es ambiguo: `abad (hebr.) y duleuein (gr.) se aplican a las dos situaciones. Sin embargo los sacerdotes y los levitas son «los que sirven a Yahveh» (Núm 18; lSa 2,11.18; 3,1; Jer 33,21s).

2. El sacerdote se define, en efecto, como el guardián del santuario, el servidor del Dios que lo habita,. el intérprete de los oráculos que pronuncia (Jue 17,5s).hay servicios, en los que la dependencia tiene carácter honorífico, sea el servicio del rey por sus oficiales (hebr. serat), sean los servicios oficiales, en el primer rango de los cuales se halla el servicio cultual (gr. leiturgein).

3.  Los servidores de Cristo son en primer lugar los servidores de la palabra (Act 6,4; Le 1,2), los que anuncian el Evangelio cumpliendo así un servicio sagrado (Rom 15,16; Col 1,23; Flp 2,22), «con toda humildad», y si es preciso «en lágrimas y en medio de las *pruebas» (Act 20, 19). En cuanto a los que sirven a la comunidad, como lo hacen en particular los diáconos (Act 6,1-4), Pablo les enseña en qué condiciones este servicio será digno del Señor (Rom 12,7.9-13). (cfr. LEON-DUFOUR, XAVIER, Vocabulario de Teología Bíblica, Herder, Barcelona, 2001).

Por lo demás, todos los cristianos por el bautismo han pasado, del servicio del pecado y de la ley, que era una esclavitud, al servicio de la justicia y de Cristo, que es la libertad (Jn 8,31-36; Rom 6-7; cf. lCor 7,22; Ef 6,6). Sirven a Dios como hijos y no como esclavos (Gál 4), pues sirven en la novedad del Espíritu (Rom 7,6). La gracia, que los hizo pasar de la condición de servidores a la de amigos de Cristo (Jn 15,15) les da poder servir tan fiel-mente a su Señor que están ciertos de participar en su gozo (Mt 25,14-23; Jn 15,1Os).

Aporte pastoral

¿Qué es lo esencial en el servicio de Jesús?

Me parece pertinente reflexionar sobre el verdadero valor del servicio, porque cuando servimos nos parecemos a Jesucristo, seguimos y completamos la vida de Jesús en la tierra, no lo hacemos por un título o por un beneficio económico, lo hacemos por algo más grande: por el reino de Dios. Tal vez a veces parecemos poetas de un lindo evangelio, me parece que mas que eso, es importante predicar un evangelio vivo, parafraseando a san Juan Eudes, seamos el quinto evangelio, escrito por dentro y por fuera, por dentro teniendo los mismo sentimientos de Cristo Jesús y por fuera que brille como una antorcha encendida que ilumine a los demás, esta es la clave y principal motivación que nosotros tenemos a la hora de predicar y ser ejemplos de vida. Una joven dice que su mamá cada vez que iba a misa llegaba a la casa a alegar y tratarla mal, me parece que no se trata solo de ir o asistir sino de dejarse cambiar por una verdadera espiritualidad que toque nuestro corazón y pueda cambiar actitudes personales a la luz del Jesús, podemos ser buenos anunciando y participando en las actividades de nuestras parroquias y comunidades, pero debemos mejorar nuestra vida personal si queremos realmente ser testimonio.  

Por: Pbro. Wilson Javier Sossa López, cjm 
Sacerdote Eudista

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