El Papa Francisco inauguro oficialmente el Sínodo sobre la Sinodalidad este 10 de octubre con una Eucaristía en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Un espacio de reflexión realizado hoy en el Aula Nueva del Sínodo, dispuso los corazones de quienes asistirán a la ceremonia.

Los acordes del coro dirigido por el maestro Marco Frisina recibieron a los asistentes, dando paso a la entronización de la Palabra, una procesión acompañada por el himno del Verbo encarnado que dio la vuelta a la sala encabezada por tres jóvenes procedentes de India, Chile y Portugal.

Acto seguido se proclamó la Palabra de Dios en tres idiomas, italiano, inglés y español; textos que en esta oportunidad fueron tomados del libro del Apocalipsis. Tras un espacio de silencio el Padre Paul Béré, SJ de Burkina Fasso y miembro de la Comisión Teológica junto a Christina Inogés Sanz, de España, de la Comisión metodológica, orientaron la meditación.

Un llamado a la unidad

El programa incluyó una sesión plenaria y una actividad por grupos lingüísticos. El Papa Francisco participó en la primera parte de los trabajos.

El punto central del evento fue el discurso del Papa Francisco en el que recordó que el Sínodo no es un parlamento, ni un sondeo de opinión es un momento eclesial donde el protagonista es el Espíritu Santo por lo que advirtió que Si no hay Espíritu, no habrá Sínodo. En esta línea exhortó a vivirlo con el espíritu de la oración que Jesús elevó al Padre por los suyos: «Que todos sean uno» porque aseguró que todos estamos llamados a esto: a la unidad, a la comunión, a la fraternidad que nace de sentirse abrazado por el único amor que proviene de Dios.

«Debemos mantener y reclamar firmemente esta unidad, especialmente nosotros los obispos que presidimos la Iglesia, para demostrar que incluso el mismo episcopado es uno e indiviso,» afirmó el Pontífice a la vez que señaló que si caminamos juntos, se podrá experimentar una Iglesia capaz de recibir y vivir el don de la unidad porque está abierta a la voz del Espíritu.

Escuchar, reflexionar y discernir

Por su parte el relator general del sínodo y arzobispo de Luxemburgo Cardenal Jean Claude Hollerich, explicó que como parte del Sínodo se realizarán a nivel de diferentes grupos, desde las diócesis, las Conferencias Episcopales, a nivel continental y finalmente en la Asamblea General con los padres sinodales en octubre de 2023. Al respecto indicó que las reuniones están pensadas para durar en el tiempo y no sobre temas coyunturales, por eso es preciso tomarse tiempo para el otro, para caminar juntos.

«Cuando caminamos, alguien tiene que elegir la dirección del viaje. Este papel corresponde al Espíritu Santo,» afirmó y es necesario saber que el Espíritu como en Pentecostés, se manifiesta y llena el corazón de alegría y claridad que ilumina y define el camino, por lo que se ha de asumir el  deber del discernimiento; eligiendo las piezas de lo que denominó como un gran rompecabezas en el que todos podrán participar, particularmente los más pobres, los que no tienen voz, los que están en la periferia.

Una vocación, un testimonio

Posteriormente, se escucharon seis testimonios de laicos y consagrados que describieron su condición bautismal y la experiencia en su ministerio, además de las expectativas sobre el sínodo.

Una muestra de esa sinodalidad que busca la Iglesia contemporánea fueron estos testimonios que se escucharon en dos segmentos; el primero de ellos se inició con Dominique Yon, joven del Consejo de la Juventud en Sudáfrica, seguido de la hermana Donna Ciangio, OP, Canciller de la Diócesis de Newark en Estados Unidos y Monseñor Lazzarus You Heung-sik, Prefecto del Dicasterio para el Clero, procedente de Corea.
Tras meditar el contenido de sus palabras se escucharon los testimonios de varias familias de la arquidiócesis de Brisbane en Australia, el rector del seminario de Manaus Padre Zenildo Da Silva y del hermano Alos, Prior de Taizé en Francia.

Este momento dio paso al taller organizado en 15 grupos lingüísticos. Allí, se experimentó el proceso de escucha y el discernimiento comunitario a partir del diálogo sobre los temores, dudas y deseos del recorrido sinodal. Esta actividad marca el comienzo del Sínodo sobre la sinodalidad.

Al evento acudieron diversos representantes del Pueblo de Dios. Entre ellos, los delegados de las Conferencias Episcopales y los organismos eclesiales del mundo. También, los miembros de la Curia Romana, los delegados fraternos, los representantes de la vida consagrada y los movimientos laicales, así como el Consejo de la Juventud, entre otros.

 Tomado de: Prensa CELAM
   

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